En una operación de asesinato selectivo con escasos precedentes en los últimos años, el Ejército de Israel ha matado este martes al comandante de la Yihad Islámica palestina Baha Abu al Ata, a quien consideraba principal responsable de recientes ataques con cohetes disparados desde Gaza. Al Ata, de 42 años y jefe militar en el norte del enclave de las Brigadas Al Quds, brazo armado de la organización, se encontraba de madrugada en su casa del distrito de Shejaia, al este de la capital de la Franja. En la operación que le costó la vida falleció también la vida su esposa y otras dos personas no identificadas resultaron heridas. El Ejército atacó al mediodía a milicianos de la Yihad Islámica, al menos dos de los cuales murieron, en las inmediaciones de rampas de lanzamiento de cohetes.
El primer ministro, Benjamín Netanyahu, autorizó la inusual operación contra un líder de las milicias gazatíes que había sido señalado en las últimas semanas como enemigo número uno de Israel. El mandatario aseguró que se había atacado a Al Ata ante una presunta “acción inminente” de la Yihad Islámica y reconoció que “llevará algún tiempo” restablecer la normalidad en Gaza y áreas limítrofes de Israel. El jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Aviv Kochavi, responsabilizó al comandante islamista de sabotear la tregua en Gaza. “No estamos interesados en una escalada bélica, pero estamos preparados si se produce”, advirtió el general Kochavi.
El asesinato selectivo –en el que ha intervenido también el Shin Bet (seguridad interior)– amenaza con desencadenar una nueva espiral de violencia en el enclave costero, que ha sufrido tres guerras en la última década. A pesar de las periódicas escaladas de enfrentamientos, el movimiento islamista Hamás, que gobierna de facto en la Franja desde 2007, mantiene un alto el fuego con Israel desde el fin de la contienda que devastó el territorio palestino hace cinco años.
“Al Ata era responsable de la mayor parte de las acciones armadas de la Yihad Islámica lanzadas desde la Franja de Gaza contra civiles y soldados israelíes. Era como una bomba de relojería”, aseguró el comunicado castrense en el que se informó de su muerte. Los servicios de inteligencia israelíes sostienen que este grupo islamista palestino actúa bajo la influencia de Irán, el principal enemigo regional del Estado hebreo. La casa de Al Ata ya había sido bombardeada durante de la guerra de 2014 en Gaza, y en la contienda de 2012 el comandante sobrevivió a una operación de asesinato selectivo. Este comandante de la Yihad Islámica tenía mando directo sobre varios centenares de milicianos y controlaba un arsenal de decenas de cohetes.
El lanzamiento de más de 200 proyectiles desde Gaza contra poblaciones israelíes activó las alarmas antibombardeo en ciudades próximas a Gaza –como Sderot, Ashdod y Ashkelon–, así como en Tel Aviv, y la zona central del país, según informó un portavoz militar. Varios civiles resultaron heridos de distinta consideración. Las cadenas de televisión mostraron imágenes de casas y carreteras donde habían caído cohetes.
“Se está registrando un número importante de lanzamientos hacia Israel”, dijo la misma fuente castrense, antes de anunciar que “el Ejército se está preparando para responder a una oleada de varios días de enfrentamientos”. En varios ataques de represalia, aviones de combate y tanques israelíes destruyeron objetivos de la Yihad islámica, como un centro de entrenamiento militar, arsenales y almacenes, además de túneles bajo la frontera en el norte y el centro de la Franja palestina.
“Nuestras represalias van a golpear los cimientos de la entidad sionista”, advirtió la Yihad islámica en un comunicado en el que confirmó la muerte de muerte de Al Ata. Hamás atribuyó a Israel toda la responsabilidad “por las consecuencias de la escalada” y anunció que respondería también al “crimen cometido” en Gaza.
El centro de Defensa Civil del Ejército ha ordenado la apertura de los refugios antibombardeo para que los ciudadanos puedan resguardarse y ha declarado la suspensión de las actividades escolares y agrícolas en amplias zonas del sur y el centro de Israel. Las concentraciones de más de 100 personas han sido prohibidas en el sur, y la de más de 300 en la zona central israelí, donde se concentra la mitad de la población del país. Imágenes difundidas en las redes sociales mostraban la intervención de los interceptores del sistema defensivo Cúpula de Hierro mientras derribaban cohetes lanzados desde Gaza. Al menos 60 proyectiles fueron interceptados por el escudo antimisiles.
Israel recurrió a los asesinatos selectivos de militantes palestinos en el pasado y en particular durante la Segunda Intifada. La muerte en 2004 del cofundador de Hamás, el jeque Ahmed Yasin, abatido por un misil mientras se encontraba en su silla de ruedas en Gaza, es una de las acciones más conocidas. En los últimos años, este tipo de ataques han sido casi insólitos. El pasado mes de mayo, Hamed Judari, propietario de una casa de cambio en la Franja, murió por el impacto directo de un misil israelí mientras circulaba con su coche. Judari había sido acusado de canalizar transferencias de fondos desde Irán a la Yihad Islámica.
En Siria, mientras tanto, varios misiles han destruido en la madrugada del martes la casa del dirigente de la Yihad Islámica Akram al Ajuri, exiliado en Damasco, según informó la agencia estatal de noticias SANA. Al menos dos personas murieron –entre ellas uno de los hijos de Al Ajuri– y otras seis resultaron heridas en el distrito de Mezah, donde tienen su sede varias embajadas en la capital siria.