El centro-derecha alemán, el partido de la canciller, Angela Merkel, ha arrancado esta mañana un congreso que podría resultar agitado. Annegret Kramp-Karrenbauer, alias AKK y presidenta del partido de la Unión Democrática Alemana (CDU) desde hace un año, ha decepcionado a un sector del partido que se impacienta ante la continuada pérdida de apoyos en las urnas.
Pese a los esfuerzos de la cúpula del partido de enviar un mensaje de unidad, en el palacio de congresos de Leipzig se medirán hoy los minutos de aplausos y se escrutarán los discursos en busca de señales sobre el rumbo que tomará el partido que gobierna en la gran potencia europea y que atraviesa horas bajas.
El llamado ocaso de Merkel está resultando ser una difícil transición, jalonada por una sucesión de pérdidas electorales, que alimentan la sensación en el partido de que seguir como hasta ahora no es una opción. A su derecha, Alternativa por Alemania (AfD) seduce a los más conservadores, pero sobre todo los Verdes, que son desde hace meses el segundo partido en intención de voto, acaparan un apoyo que los conservadores y también los socialdemócratas pelean por recuperar. La CDU ronda el 26% de intención de voto en las encuestas, seguido de los Verdes, que alcanzan un 22%.
Lepizig es el momento y el lugar en el que se prevé que esos descontentos cristalicen en forma de enmiendas y de discursos más o menos velados. El gran elefante en la habitación en el congreso de Leipzig es si AKK es la persona adecuada para ser la próxima canciller alemana. Pero no se esperan estridencias ni movimientos bruscos. Queda mucho para 2021, la fecha en la que Merkel se retira y se librará la verdadera carrera por la cancillería y nadie quiere unas elecciones anticipadas en las que el partido tendría mucho que perder.
Ningún posible candidato alternativo a AKK quiere quemarse todavía, pero nadie descarta tampoco imprevistos. El partido socialdemócrata (SPD), socio minoritario en el Gobierno, elige a sus nuevos líderes a final de mes. Existe la posibilidad de que los elegidos decidan romper la coalición de Gobierno y que acaben adelantándose las elecciones.
Al margen del discurso de AKK, presidenta del partido y también ministra de Defensa, el de Merkel y el de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, hay un discurso que se analizará con detalle. Es el de Friedrich Merz, el empresario que el año pasado resultó perdedor por un estrecho margen de la contienda para presidir el partido y que ganó AKK. Merz no acaba de digerir la derrota y amenaza con volver.
Las juventudes del partido, que en la CDU se sitúan en el ala más conservadora, son los que han levantado la liebre proponiendo que el candidato a canciller se someta a una votación entre los afiliados, en un procedimiento similar al que han recurrido los socialdemócratas para elegir a su cúpula. No quieren que AKK se convierta automáticamente en aspirante a la cancillería.
Balance
AKK lleva un año al frente del partido y de momento, el balance no es brillante. El partido no remonta y ella, que no acaba de despegar en las encuestas, encadena traspiés. Primero fue un chiste sobre los servicios unisex, que cayó mal; luego, la respuesta a un youtuber crítico que fue interpretada como una llamada a limitar la libertad de expresión y hace poco, una propuesta militar para Siria que lanzó por su cuenta, sin haberla consensuado con Exteriores.
Lo cierto es que AKK representa el continuismo y el ala más centrista de un partido, en el que los más conservadores afilan el cuchillo tras 14 años de una canciller que creen que ha “socialdemocratizado” la CDU. Creen que el centrismo merkeliano ha dejado excesivo hueco a la extrema derecha, que en las elecciones de 2017 logró el 12,6% de los votos y quieren devolver a la CDU a lo que consideran unas esencias conservadoras ahora diluidas.