Tras casi dos días de intenso debate, la Comisión Judicial de la Cámara de Representantes aprobó este viernes dos artículos de destitución contra el presidente Donald Trump por haber abusado su poder y entorpecido una pesquiza del Congreso sobre su supuesta presión al gobierno de Ucrania para que investigara a rivales políticos.
Compuesta por 41 miembros el voto en la Comisión se dio en estrictas líneas partidistas: 23 votaron a favor y 17 en contra. Un demócrata no votó porque se ausentó.
El resultado abrió la puerta para una histórica jornada prevista para la semana entrante en la plenaria de la Cámara de Representantes, cuando los legisladores deberán decidir si aprueban los artículos y convierten a Trump en el tercer presidente en casi 250 años al que se somete a un juicio de destitución.
La maratónica jornada que arrancó este miércoles y culminó este viernes, como era previsible, terminó siendo un espejo de la aguda polarización que existe en EE. UU. en torno a Trump y al proceso que se adelante en su contra.
Para los demócratas, el caso contra Trump es clarísimo y amerita su remoción. El presidente, alegaron hizo lo impensable al sobornar a un tercer país para que interfiriera en el proceso electoral estadounidense.
Y lo hizo bloqueando la entrega de casi US $ 400 millones que Ucrania necesitaba con urgencia para repelar las agresiones de Rusia y condicionando un encuentro con el presidente ucraniano, Vladimir Zelenski, a que se anunciara una investigación contra el exvicepresidente y candidato a la nominación demócrata para las presidencias del 2020 Joe Biden, al igual que otra contra este partido por haber cometido fraude en los comicios del 2016 (una acusación que ha sido desacreditada ampliamente por los servicios de inteligencia de EE. UU.).
Igual de grave, Trump se negó a cooperar con la pesquisa del legislativo y le ordenó a sus subalternos que tampoco lo hicieran. “Lo que es central acá es si queremos a un dictador en nuestro país. No importa qué tan popular sea, o que tan buenos o malos sus resultados en el gobierno hayan sido, ningún presidente puede comportarse como un dictador e ignorar las leyes que nos gobiernan como ha hecho Trump. Si dejamos que esto continúe, el daño será irreparable y EE. UU. dejará de ser una democracia”, dijo Jerrod Nadler, el demócrata que preside la Comisión Judicial.
Los republicanos, como si habitaran en una realidad distinta, atacaron el proceso desde el comienzo alegando que los demócratas eran los que se comportaban como dictadores al empujar un caso que a su juicio carece de mérito.
Para estos el supuesto crimen nunca se cometió, pues tanto el encuentro con Zelenski como la ayuda terminaron dándose. Jim Jordan, uno de los defensores más acérrimos del presidente, dijo incluso que los artículos elevados contra Trump eran ridículos, pues se refieren a crímenes que ni siquiera están codificados en el sistema judicial del país.
“Nunca antes se ha usado el cargo de abuso de poder en un proceso de destitución porque no hay un estatuto que describa eso que significa. Es un término vago y ambiguo que da para cualquier cosa”, sostuvo el representante Steve Chabot en respaldo a la teoría de Jordan.
De hecho, trajeron a colación el caso del expresidente Bill Clinton, al que una Cámara de Representantes de mayoría republicana lo enjuició en 1998 por haber mentido bajo juramento (perjurio), al negar una relación sexual con Mónica Lewinsky y obstruido la investigación de un fiscal especial que indagaba sobre este mismo episodio. Dos crímenes que sí existen en el ordenamiento jurídico.
A eso los demócratas alegaron que no era necesaria una correspondencia en los crímenes con el sistema judicial, pues se trata de un proceso político que está reglamentado de manera específica por la constitución.
Y tampoco pasaron por alto la mención de Clinton: “Ahora resulta que mentir sobre una relación extramatrimonial sí es grave y amerita un juicio de destitución, pero utilizar el poder de la presidencia para avanzar intereses personales en materia electoral no debe importarnos”, afirmó el demócrata Zoe Lof.
A lo largo de la extensa jornada, los republicanos intentaron dilatar el proceso introduciendo más de una decena de enmiendas que terminaron siendo derrotadas.
Trump, aunque no estaba en el recinto, se mantuvo muy presente durante los procedimientos, lanzando más de 80 trinos en los que atacó a la oposición.
En uno de ellos la emprendió contra dos legisladores, Verónica Escobar y Jackson Lee, por tergiversar las palabras que el presiente utilizó durante la polémica llamada con Zelensky en la que pide ayuda para investigar a Joe Biden y su hijo Hunter.
Escobar, le contestó con otro trino saludando a Trump en ruso e insistiendo en que “cualquier funcionario que hubiese abusado de su poder y-o obstruido una investigación estaría en la cárcel. Nadie debe estar por encima de la ley. Ni siquiera usted”.
No es claro, a estas alturas, qué día de la semana entrante será el voto en la plenaria, pero ya se habla del miércoles como el más probable. También han comenzado a circular rumores de que varios demócratas que representan distritos relativamente conservadores votarían en contra de los artículos de destitución, pero sin que sean suficientes como para descarrilar el ‘impeachment’.