Al menos 40 personas han muerto en Irán y más de 200 han resultado heridas en una estampida durante el funeral del general iraní Qasem Soleimani, asesinado el pasado viernes en un ataque de Estados Unidos. Los hechos se han producido al tercer y último día de funerales, en la jornada en que debía ser enterrado en su ciudad natal, Kerman (sureste del país), lo que ha obligado a posponer los actos.
“Por el momento 40 personas han muerto y otras 213 han resultado heridas”, dijo un representante de los servicios de emergencia a la agencia Fars News. En declaraciones a la televisión pública, Pir Hossein Kulivand, jefe del servicio nacional de urgencia iraní, atribuyó la tragedia a la masiva afluencia de ciudadanos. Según informó la cadena Al Jazeera, la oficina del gobernador provincial descartó que se tratase de un atentado terrorista.
Del mismo modo que en anteriores días en Teherán, Qom y Ahvaz, decenas de miles de personas salieron a la calle en Kerman para participar en las exequias de Soleimani, quien dirigía la fuerza Al Quds, el cuerpo de élite de la Guardia Revolucionaria iraní encargado de acciones en el exterior. Los medios iraníes, de hecho, han cifrado la asistencia en “millones” y la han comparado a la del día anterior en la capital iraní. Allí, el lunes, el cortejo fúnebre tardó seis horas en cubrir los poco más de cinco kilómetros y medio que separan la Universidad de Teherán y la Plaza Azadi debido a la multitudinaria asistencia.
Pese a que Kerman había sido uno de los centros de las protestas de los últimos meses por el incremento de los precios del combustible, duramente reprimidas por la misma Guardia Revolucionaria a la que pertenecía Soleimani, su población se convirtió este martes en una sola voz para dar el último adiós a su hijo pródigo y clamar “venganza” ante la actuación de EE UU. Algunos medios apuntaron como razones de la avalancha que la ciudad de Kerman no estaba preparada para acoger tan multitudinario funeral y que la gente se abalanzó sobre el ataúd de Soleimani para arrancar trozos de la tela con que estaba cubierto y hacerse así con alguna reliquia del finado.
El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei y los comandantes militares han dicho que las represalias por la acción de los Estados Unidos el pasado viernes coincidirían con la escalada del asesinato de Soleimani, pero que serían en un momento y lugar elegidos por Teherán.
Ante la multitud reunida en Kerman, el comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria, Hosein Salamí, instó a la población a mantener “la calma” porque la venganza iraní llegará “seguro” y será “dura y decisiva”. “El enemigo lamentará su error”, anunció, y añadió que las tropas de EE UU serán “pronto” expulsadas de Oriente Medio. Ali Shamkhani, secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, dijo que se están considerando 13 “escenarios de venganza”, según informó Fars News. Incluso la opción más débil resultaría “una pesadilla histórica para los estadounidenses”, advirtió.
Otra reacción iraní ha sido declarar al Ejército estadounidense “organización terrorista”. Este martes, el Parlamento votó de forma unánime enmendar una ley del pasado abril que declaraba terrorista al Comando Central (Centcom) de las Fuerzas Armadas de EEUU y ampliarla hasta incluir “a todos los miembros del Pentágono, sus compañías afiliadas y las instituciones y comandantes”, según informa la agencia iraní Fars News. Esta declaración no pasa de lo simbólico, y equivale a la declaración estadounidense de incluir a la Guardia Revolucionaria en su lista de grupos terroristas. Pero, además, los diputados iraníes votaron otra decisión de calado: aumentar en 200 millones de euros el presupuesto de la fuerza Al Quds para reforzar sus capacidades de actuación. Este cuerpo de la Guardia Revolucionaria es el encargado, entre otras cosas, de coordinar y organizar milicias proiraníes en Líbano, Irak, Siria, Yemen y otros países de la región.
EE UU NIEGA UN VISADO AL MINISTRO IRANÍ DE EXTERIORES PARA QUE ASISTA A LA ONU
A.M.
Estados Unidos ha denegado un visado al ministro de Exteriores de Irán, Javad Zarif. La petición había sido hecha hace semanas —con anterioridad al reciente enfrentamiento entre ambos países— con el objetivo de participar en un acto del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas el próximo jueves. Según informó Reuters, EE UU justifica esta decisión en que puede negar visados por “razones de seguridad, terrorismo y política exterior”, si bien supone una violación del acuerdo de Naciones Unidas de 1947 que exige a Washington permitir a funcionarios extranjeros entrar en EE UU para dedicarse a asuntos relacionados con la organización multilateral.
Zarif está incluido en la lista de personas sancionadas por EE UU y sus movimientos en el país están restringidos a un pequeño territorio de Nueva York donde se halla la sede de la ONU. Con todo, en septiembre ya había asistido a la Asamblea General de Naciones Unidos sin problemas. “Tienen miedo de que alguien venga a EE UU y revele la realidad. Pero el mundo no se limita a Nueva York. Puedo hablar al pueblo americano desde Teherán y eso es lo que haré”, acusó Zarif en declaraciones en la capital iraní.