La autoridad iraní de aviación civil ha anunciado este miércoles que no entregará a los Estados Unidos las dos cajas negras del Boeing 737 de Ukraine International Airlines que se ha estrellado durante la madrugada después de su despegue de Teherán, matando a los 176 pasajeros y miembros de la tripulación.
«No entregaremos las cajas negras al constructor (Boeing) y a los americanos», ha afirmado el jefe de la Organización Iraní de la Aviación Civil, Ali Abedzadeh, citado por la agencia de prensa Mehr.
«No sabemos exactamente en este momento a qué país se llevarán las cajas negras para la investigación», ha añadido.
Según las reglas de la Organización Internacional de la Aviación Civil, de la que Irán forma parte, así como Estados Unidos y Ucrania, las investigaciones sobre los accidentes aéreos se realizan en el país donde han tenido lugar.
Sin embargo, según los expertos del sector, pocos países son capaces de analizar las cajas negras. Entre ellos, figuran Alemania, Estados Unidos, Francia y el Reino Unido.
Dudas sobre la causa
Durante toda la mañana, las informaciones sobre la causa del siniestro del avión, que en un primer momento apuntaban como origen del siniestro a un fallo técnico, han variado.
A primera hora, la embajada de Ucrania en Irán ha anunciado que el suceso se ha producido por un problema del aparato, vinculado con el incendio de uno de sus motores.
Más tarde, la misma embajada ha anunciado que las causas se desconocen, y ha añadido que hay que esperar a las conclusiones de la investigación que se emprenda para aclarar el siniestro.
Entre ambos anuncios, la aerolínea Ukraine International Airlines ha afirmado que el avión estaba en perfectas condiciones y era uno de los mejores de su flota, subrayando la experiencia de los pilotos fallecidos. También ha preferido no hacer comentarios sobre la teoría que apunta como causa del siniestro al lanzamiento de un misil.
El accidente del Boeing 737-800, que se estrelló al poco de despegar de Teherán, se ha producido la misma madrugada que Irán ha lanzado varios misiles contra bases iraquíes donde se alojan militares estadounidenses, una acción llevada a cabo como represalia por el asesinato del general Qasem Soleimani, cometido el pasado viernes y ordenado por el presidente de EE.UU., Donald Trump.