En el mes de marzo, el Instituto Nacional de Salud (INS) recibió una muestra de sangre de un paciente de Antioquia que, el 11 de ese mismo mes, había sido confirmado como portador de covid-19, la enfermedad responsable de la pandemia que hoy enfrentan más de 190 países y que deja más de un millón de infectados, 70 mil muertos y un cuarto de millón de pacientes recuperados.
La misión del grupo de Virología de la Unidad de Secuenciación y Genómica del INS era, a partir de esa muestra, obtener el genoma completo del Sars-Cov2 colombiano, algo así el manual de instrucciones que le permite al virus funcionar y, sobre todo, replicarse a medida que infecta las células respiratorias humanas.
Este manual de instrucciones a escala microscópica está compuesto por nucleótidos y aminoácidos, los ingredientes que componen al virus y que están organizados en páginas, conocidas como ‘sitios’ dentro del ARN del virus (a diferencias de los demás organismos vivos, los virus no tienen ADN, y toda su información genética está organizada en el ARN).
Si determinan en detalle estos datos, los científicos pueden conocer a fondo información genética del virus, como su origen y la cantidad de cambios (las famosas mutaciones) que ha acumulado en su viaje infeccioso alrededor del mundo, de paciente en paciente, y adaptándose a las condiciones ambientales de cada lugar, desde su origen en Wuhan, hasta llegar a Colombia.
“Nuestro objetivo era reconocer los cambios en el material genético del virus y así identificar posibles grupos de transmisión, calcular cambios o mutaciones de importancia y llevar a cabo análisis epidemiológicos para dime,nsionar la magnitud de la pandemia y mejorar el seguimiento a los casos importados y sus contactos”, la secuenciación también puede ser útil para reconocer cadenas de transmisión, incluso en individuos en los que se desconoce la fuente de contagio.
Fuente:Eltiempo.com