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China censuró la publicación de estudios sobre el origen del coronavirus

Publicado el 13/04/20

Una investigación del diario británico The Guardian reveló que China está tomando “medidas enérgicas” contra la publicación de investigaciones académicas sobre los orígenes del nuevo coronavirus. Según el periódico, se trata de una estrategia del régimen de Xi Jingping para controlar la narrativa que rodea a la pandemia.

The Guardian accedió a documentos inicialmente publicados en los sitios webs oficiales de universidades y hospitales chinos que, finalmente, fueron borrados de internet. Según informó, dos sitios web de importantes universidades chinas publicaron recientemente y luego eliminaron informes que hacen referencia a una nueva política que exige que los documentos académicos relacionados con el Covid-19 se sometan a “una investigación de antecedentes adicional” antes de ser publicados.

“La investigación sobre los orígenes del virus es particularmente delicada y está sujeta a comprobaciones por parte de los funcionarios gubernamentales”, se informó en los sitios web de la Universidad de Fudan y la Universidad China de Geociencias (Wuhan). Esas comunicaciones fueron luego borradas pero The Guardian, de todas formas, accedió a ambas páginas eliminadas desde “los cachés” en línea, la herramienta para ver una especie de foto de lo último publicado antes de ser borrado.

El profesor Steve Tsang, director del Instituto de China SOAS en Londres, dijo que el gobierno chino se ha centrado mucho en cómo se percibe la evolución y el manejo del virus desde los primeros días del brote. “En términos de prioridad, el control de la narración es más importante que la salud pública o las consecuencias económicas”, advirtió. “No significa que la economía y la salud pública no sean importantes. Pero la narrativa es primordial”.

Dado que el virus ha infectado a más de un millón de personas en todo el mundo y ha causado numerosas víctimas, en particular en Europa y los Estados Unidos, los detalles sobre su origen y el manejo chino sobre las primeras semanas de la pandemia -cuando hubo un encubrimiento por parte de las autoridades locales- se consideran particularmente delicados. “Si estos documentos son auténticos, el gobierno realmente quiere controlar muy estrictamente la narración sobre los orígenes del Covid-19”, alertó Tsang.

En otro ejemplo difundido por The Guardian, la Universidad de Geociencias de China (Wuhan) también publicó y luego eliminó los nuevos requisitos para los documentos académicos que tratan de los orígenes del virus. El procedimiento, explicaron, es el siguiente: primero el comité académico de la universidad revisa la investigación “con énfasis en la comprobación de la exactitud de la tesis, así como si es apta para su publicación” y luego, “cuando las comprobaciones se hayan completado”, la Universidad debe informar al Ministerio de Ciencia y Tecnología para su aprobación final”.

El medio británico, también tuvo acceso a un documento del Hospital Renmin de la Universidad de Wuhan en el que también se avisa a los expertos que cualquier investigación sobre los orígenes del Covid-19 necesita la aprobación del Gobierno.

Otro aviso, publicado el 9 de abril por la escuela de ciencia y tecnología de la información de la Universidad de Fudan en Shanghai, exige una gestión “estricta y seria” de los documentos que investigaban el origen del brote. Es más, en un memo interno se avisó que los documentos sólo se podrán publicar tras ser aprobados por una oficina especial. En ningún lugar dice que esa “Oficina especial” depende del gobierno pero el correo electrónico, los nombres y los números de teléfono proporcionados en el aviso pertenecen a una dependencia del Ministerio de Educación de China.

El régimen ha sido sombrío en sus informes sobre el virus basado en Wuhan desde un principio. China no sólo mintió sobre el brote, sino que “desapareció” a los médicos y otros expertos en salud que trabajaban en él y alertaron al mundo de lo que sabían.

Las denuncias contra el régimen comenzaron a enfurecer a la población, luego de que se conocieran detalles de cómo fue que el Partido Comunista Chino maniató a los médicos que habían advertido sobre el peligroso brote que les recordaba al del SARS que impactó en el mismo país en 2002. El punto más alto de la indignación nació cuando se conoció la muerte del médico Li Wenliang quien había mandado un aviso por chat a sus colegas el 30 de diciembre pasado y pocos días después la policía le hizo firmar un compromiso de que dejaría de “hacer comentarios que perturbaban el orden público”. El 6 de febrero, finalmente, murió infectado por el COVID-19.

“La gente en China ha vivido bajo censura por parte del gobierno desde hace muchos años, pero ahora muchas personas están cuestionando cómo la censura pudo haber retrasado acción efectiva al brote de virus y haber puesto muchas vidas en riesgo”, señaló una campaña reciente de Amnistía Internacional.

La desconfianza no responde solo a la actitud del Partido Comunista Chino ante la epidemia. Las autoridades tienen un largo historial de mentiras y de supresión de la información sobre desastres industriales y naturales, productos tóxicos y crisis de salud.

FUENTE: INFOBAE



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