Sábado, 23 de Noviembre del 2024
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Un estudio afirma que en España hay casi 17 mil muertos por coronavirus que no aparecen en las estadísticas oficiales

Publicado el 02/06/20

La cifra real de muertes por coronavirus en España podría ser de casi 44 mil fallecidos, un número muy superior a las 27.127 víctimas del recuento oficial, según un estudio de la Asociación Española de Profesionales y Servicios Funerarios (Aesprof) publicado este lunes.

De acuerdo al “Estudio de mortalidad real en España por la pandemia de coronavirus” de Aesprof, elaborado con la participación de más de 250 trabajadores de los servicios funerarios, personal de cementerios, personal de registros civiles e institutos de medicina legal, entre el 14 de marzo y el 25 de mayo 43.985 personas murieron por COVID-19 en el país, uno de los más golpeados de Europa por el brote.

La diferencia con las cifras oficiales se debe a que el estudio incluye “los fallecidos sospechosos de Covid-19, ya que en las primeras semanas no se realizaban test de detección”, y también porque “se incluyen los fallecidos en residencias de ancianos, domicilios y centros hospitalarios, desde el 23 de marzo hasta la fecha del 23 de mayo”. Además, señalan “la disparidad de criterios estadísticos de contabilización de los fallecidos sin seguir una trazabilidad concreta”.

En Madrid y Cataluña, las regiones más afectadas, el número real de muertes sería casi doble en comparación con los datos reportados por el Ministerio de Salud, con 16.579 fallecidos (en lugar de 8.949) y 12.125 ( y no 6.035), respectivamente.

El estudio español no es el primero en sugerir que las estadísticas oficiales estarían subestimando el número de muertes por COVID-19. Varios estudios que compararon la cantidad de decesos de los países con la de años precedentes indican que el balance global podría ser mucho mayor.

Según la profesora Yvonne Doyle, directora de Salud Pública del Reino Unido, el exceso de muertes en un período de tiempo determinado es el mejor indicador del verdadero impacto del coronavirus. Al menos en los países que publican datos fiables.

Estas cifras nos permiten conocer el impacto real y es además una medida comparable a nivel internacional, explica.

Según datos de 24 países europeos recopilados por epidemiólogos daneses, del proyecto Euromomo, se ve claramente un pico de mortalidad en Europa a partir de marzo de 2020, en comparación con años anteriores.

“No hay nada más que pueda explicar este exceso de mortalidad. No ha habido una erupción volcánica, un terremoto en Europa… Si hubiera sido en enero, se podría haber culpado a la gripe, pero no es el caso”, dijo a la AFP Lasse Vestergaard, coordinador de Euromomo.

Las cifras hablan por sí mismas en las zonas más golpeadas por la COVID-19. Por ejemplo, el número de muertos se duplicó en París o en la provincia del Guayas, en Ecuador. El alza se dispara a +568% en Bérgamo, uno de los principales epicentros de la epidemia en Italia.

Y las conclusiones son evidentes. España, Italia, Francia y el Reino Unido muestran una “sobremortalidad importante” en marzo y abril, mientras que otros países menos afectados por la pandemia, como Noruega y Finlandia, no muestran “ningún exceso”.

“Estos resultados son sólo un primer cuadro de la situación”, señala Vestergaard, que recomienda esperar a tener los datos definitivos cuando la pandemia haya retrocedido.

También hay muchos países en los que la comunicación sobre el tema no es muy transparente.

Por ejemplo, es imposible encontrar un balance fiable en Irán, un país afectado por el coronavirus desde febrero, ya que las autoridades no han publicado cifras sobre la mortalidad global en el país desde diciembre de 2019.

Otro ejemplo es Rusia, donde oficialmente el virus ha matado a muy pocas personas, pero según varios testimonios, muchos decesos son catalogados como “neumonías” pese a pruebas positivas a la covid-19.

Y en China, cuna de la pandemia, la polémica sobre las cifras reales sigue presente.

Ya en abril, muchos expertos consideraban que se subestimaba en gran medida la cifra de muertos, basándose, entre otros, en el número inusualmente elevado de familias que acudieron a recoger urnas funerarias cuando se levantó el confinamiento en Wuhan.



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