Las autoridades palestinas cerrarán por completo la ciudad de Belén durante 48 horas a partir del lunes para frenar la propagación de la covid-19, informó hoy la agencia oficial de noticias Wafa.
Los casos en Cisjordania aumentaron recientemente de manera exponencial, lo que hizo que el Gobierno tomara más restricciones para impedir su extensión: esta semana ya cerró Nablus y Hebrón, vetando la entrada y salida de personas de estas urbes varios días.
Lo mismo quiere hacer ahora con Belén, ya familiarizada con esta medida: en marzo, con los inicios de la pandemia, fue el principal foco en Cisjordania, y la primera ciudad sujeta a un férreo bloqueo tras detectarse varias infecciones en turistas griegos que visitaron la Iglesia de la Natividad, el lugar insignia de la urbe, donde la tradición cristiana establece que nació Jesucristo.
La clausura se impondrá a instituciones oficiales y negocios privados: solo panaderías, farmacias y hospitales seguirán abiertos. También se impedirá la entrada y salida de personas del distrito, y el movimiento dentro de la propia ciudad y las localidades de alrededor estará restringido “excepto por casos humanitarios”.
El Ministerio de Sanidad registró hoy 67 infecciones, 33 de ellas en la gobernación de Belén. Hasta el momento, los territorios palestinos han detectado un total de 1.862 casos y cinco fallecidos (uno en Gaza, dos en Cisjordania y dos en Jerusalén Este).
Es una cifra relativamente baja en comparación con otros lugares más golpeados por la pandemia, pero los casos van al alza y las autoridades buscan tomar precauciones para frenar un virus que podría colapsar fácilmente su precario y frágil sistema sanitario.
Justo ayer, se contabilizó un número muy alto de infecciones, con 207 nuevos casos en solo 24 horas. Israel -estrechamente conectado a Cisjordania por pasos militares y controles fronterizos- ha sufrido también un aumento considerable de contagios en las últimas semanas. Este viernes, cuatro centenares de personas dieron positivo por el virus y cinco fallecieron.
El país -que realizó una rápida desescalada- registra hasta el momento unos 22.800 casos y 314 muertos, unas cifras también bajas en relación a otros Estados más afectados, pero su continuo incremento marca una tendencia que las autoridades ven preocupante.