El proyecto Departamento temporal de los objetos, ganador de la beca Galería Santa Fe, del Portafolio Distrital de Estímulos 2019, busca reconocer el efecto transformador que se transmite mediante los objetos domésticos.
El ser humano se rodea de herramientas útiles y piezas preciosas que adornan su entorno, formas sutiles que aglutinan una historia y permanecen en constante cambio para satisfacer las necesidades complejas. Aquellos objetos pasan desapercibidos, pues comparten tiempo en la cotidianidad. Sin embargo, en la Galería Santa Fe, de Bogotá, estas piezas encontraron un lugar donde su valor se destaca en la historia colombiana, desde 1950 al 2020.
Los artistas Bernardo Ortiz, José Sanín, Giovanni Vargas y la diseñadora y museógrafa Liliana Andrade desarrollaron un proyecto ambicioso que busca contar a través de los objetos su producción, su incidencia en la sociedad, su olvido y el efecto sensitivo que causan en los seres humanos como parte de la memoria y de los recuerdos emotivos. Esto, teniendo en cuenta que al ser usados los objetos se transforman y transforman.
“La cultura material no solamente tiene que ver con el diseño, sino también con los objetos; es cómo nos relacionamos con ellos, cómo construimos historias a través de ellos, cómo nos influencian, cómo se transforman y cómo nos transforman a nosotros”, explica Liliana Andrade, quien comenzó este proyecto de investigación hace seis años con el interés de contar la historia colombiana a través de los objetos. La cultura material, entonces, se traduce en la interacción, creación y realización de objetos. Según el historiador colombiano Víctor Manuel Patiño (1991), estos buscan satisfacer las necesidades físicas, así como ser parte del comportamiento psíquico de los seres humanos.
Departamento temporal de los objetos es una muestra conformada por 300 objetos, agrupados en once momentos. Ortiz, Sanín, Vargas y Andrade (curadores de la muestra), a través de la observación y del reconocimiento, seleccionaron algunos de los objetos domésticos y los agruparon por texturas, contexto o sensaciones que producen. “Armamos un discurso muy caprichoso a partir de una línea de sillas, porque cuando empezamos a hacer la investigación todo el mundo pensaba en ellas. Eran como sesenta sillas con las que decidimos realizar la estructura”, explica Andrade. La muestra en la Galería Santa Fe se encuentra rodeada por las sesenta sillas, acomodadas desde la más artesanal hasta la más industrial. Diez de ellas inspiraron a los curadores para crear los once momentos de la muestra. Este recurso, de poner las sillas alrededor de la exposición, se basó en el libro Tratado de la silla, del arquitecto Álvaro Thomas, que habla de cómo una estructura condiciona la manera de vivir.
Delirio nacional es uno de los momentos de la exposición en el que se habla del poder y de cómo este se infunde a través de objetos o imágenes que de cierta manera se relacionan con la historia del narcotráfico en el país. La silla que representa esta sección es una de tipo Luis XV hecha con bolsas plásticas biodegradables, alambre y madera reciclada, una pieza creada por el artista Adrián Gaitán, titulada A la espera silla Luis XV. También está la icónica pintura Los suicidas del Sisga, de Beatriz González, reinterpretada por los artistas José Aramburo y Juan Uribe (Goebbels & Gandhi) en una imagen suspendida del techo de una pareja de alienígenas verdes. En el suelo de este mismo momento, cuatro bidones llenos de orificios, del artista Fredy Clavijo, representan la problemática del agua en zonas desérticas como La Guajira.
Aquellos objetos que nacen accidentalmente o con una historia potente que envuelve los recuerdos del creador hacen parte de Afectivo/ subjetivo. Esta sección surge con la historia de la silla flotador de Jaime Gutiérrez, la cual nació por accidente y con elementos poco convencionales. En este momento encontramos piezas coloquiales de la cultura colombiana, como el bastón recolector hecho con un palo de madera y un cesto ensamblado, o la torre de tapas plásticas (desde la más grande hasta la más pequeña). Esta obra, titulada Centralismo, es del artista Reyes Santiago Rojas.
“Cada momento funciona en sí mismo y tú puedes armar discursos con tres o cuatro momentos. Luego puedes cambiar y con otros tres puedes contar otra historia”, dice Liliana Andrade. Y es que al visitar la muestra, cada sección es transversal a la otra, así como se complementan con las sillas que fundan este proyecto.
Fantasías modernas es otra de las secciones que logra conectarse con los demás momentos a partir del diseño y de lo que simboliza cada uno de los objetos. La apertura económica con el comercio exterior, durante el gobierno de César Gaviria, causó que el desarrollo industrial se debilitara. En esta sección se recuerdan algunos de los objetos de aquella época, que representan un futuro obsoleto.
El proyecto busca inspirar, a través de los diseños, las historias y las formas de los objetos para lograr una conexión con los elementos de la cotidianidad, observarlos y hasta contemplarlos. “Los objetos nos definen más de lo que nosotros nos imaginamos, nos cuentan más historias de las que creemos y a través de ellos podemos construir la historia de un país”, concluye Andrade. La muestra estará abierta hasta el 14 de febrero.
Fuente: El Expectador