El que comienza es un año electoral: el 13 de marzo se elegirá al nuevo Congreso de la República y se realizarán tres consultas interpartidistas para elegir los candidatos presidenciales de igual número de coaliciones; el 29 de mayo será la primera vuelta de las elecciones presidenciales, y el 19 de junio se realizará la segunda. Después de la Navidad, las festividades de fin de año y las vacaciones de año nuevo, en pocos días se reactivará la campaña.
Siempre, cuando comienza un nuevo calendario, las personas suelen trazarse propósitos para el año nuevo, por lo que bien valdría incluir entre ellos uno que tiene que ver con el bienestar personal y colectivo: votar bien.
La elección de quienes harán las leyes durante los próximos cuatro años, así como la de quien lo gobernará, tiene demasiadas implicaciones que demandan una actitud responsable de parte de los electores, que deben votar a conciencia y llenos de razones más que de pasiones.
Lo que se vio en los últimos meses de 2021 fue una campaña agitada por las polémicas, por la desinformación y por los ataques, y no por las propuestas de los candidatos, lo que representa una peligrosa trampa para una ciudadanía que fácilmente cae en juegos distractores y deja de lado el análisis de los planteamientos de los candidatos, sus hojas de vida, sus realizaciones y sus compañías.
En el caso del Congreso de la República, Colombia necesita legisladores con carácter, con independencia, que no funcionen con lógica transaccional, mientras que en la Presidencia de la República se requiere una persona sensata, con experiencia, con realizaciones, libre de fanatismos ideológicos, que represente garantías para todos y que le dé estabilidad política y jurídica al país. Por eso, votar bien, debe ser un propósito de año nuevo.
Fuente: Diario Occidente.