Año nuevo, ¿pandemia nueva? Seguramente tiene un conocido, familiar, amigo o incluso usted mismo con una gripe que no sabe si sí es simple gripe o con coronavirus confirmado. El mundo entero venía de meses tranquilos y casos controlados pero, para los últimos dos, desde noviembre, los contagios volvieron a dispararse y muchos países ya lo han atribuido a una nueva variante: ómicron.
Ya está presente en más de 100 países y está provocando cifras de nuevos contagios nunca antes vistas en esta pandemia. Es de cinco a 10 veces más contagiosa que las demás variantes y presenta 50 mutaciones respecto al virus original que inició en 2020 pero, aunque es la más contagiosa hasta ahora, parece ser menos letal.
Entonces, por un lado preocupa su frecuencia: fue reportada por la Red para la Vigilancia Genómica en Sudáfrica ante la Organización Mundial de la Salud el 25 de noviembre del año pasado y solo dos días después se clasificó como variante de preocupación y, en menos de dos meses, en este país ya tiene presencia en más de 70 % de los casos registrados. En Portugal, por ejemplo, confirmaron las autoridades sanitarias que ómicron domina cerca de 83 % de los nuevos casos y en Colombia, por su parte, fue detectada el 20 de diciembre en tres personas y en Antioquia el 30 en una.
Por otro lado, a esta alta tasa de contagios la contrasta la letalidad, que no es tan alta como la del virus original u otras variantes. En Sudáfrica los médicos han confirmado que los casos atribuidos a ómicron presentan en su mayoría síntomas leves similares a los de la gripe, como tos seca, fiebre, sudores nocturnos y dolores corporales, llegando menos a las hospitalizaciones (65 % menos en Sudáfrica, 60 % menos en Escocia y 40 % menos en Inglaterra, como ejemplos). Un informe del Imperial College de Londres confirmó que quienes contraen esta variante requieren menos atención hospitalaria que la delta.
Para unos es, entonces, una alarma y muchos volvieron a cerrar fronteras y a confinarse pero, para otros, las bajas tasas de mortalidad y enfermedad grave han sido un alivio y hasta esperanza del final de la pandemia.
Si usted comenzó este 2022 sin saber muy bien cómo es o cómo opera esta nueva variante, le presentamos un resumen de algunos datos importantes. Al final del día, todos los expertos concuerdan con que lo más importante es mantener todas las medidas de bioseguridad y seguir apostándole a una vacunación activa, equitativa y global.
¿Hay que volver al confinamiento?
En Alemania ya esperan que ómicron sea la variante dominante para la próxima semana y el teletrabajo volvió a popularizarse por los aumentos de casos. 27,9 % de los empleados trabajaron desde sus hogares este diciembre que pasó, según el Instituto Económico Alemán, lo que es bastante si se tiene en cuenta que en marzo del año pasado el máximo de esta modalidad fue de 31,7 %. En Portugal pasa algo similar: 83 % de los nuevos casos son ómicron, por lo que las autoridades volvieron a decretar teletrabajo y los colegios cerraron de nuevo. Y en Italia la mitad del país está en “zona amarilla” y nuevas restricciones debido a que ómicron hizo que se superara el récord de contagios diarios. Para Andrea Ramírez, médica salubrista y epidemióloga de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes, en el caso colombiano y para frenar los contagios, las medidas deben ser de nuevo controles de aforo, pico y cédula e incluso toques de queda, pero los confinamientos son medidas drásticas que afectan otros sectores que, aunque deben contemplarse, no deben ser la primera opción. La epidemióloga Yéssica Giraldo concuerda: primero se deben evaluar las otras estrategias porque el confinamiento es la última, extrema, casi de rescate, cuando las previas no han sido efectivas. Para Carlos XXX, se requieren controles activos y proactivos que correspondan al peligro que ya se sabe que se avecina, el autocuidado y vacunas completas y con refuerzos. Dice que se deben evitar reuniones fuera de los núcleos familiares, eventos con multitudes, pruebas masivas en personas con cuadros gripales, evitar movilidad innecesaria, entre otras.
¿Las vacunas son la solución?
Ya estudios científicos han determinado que con el paso del tiempo la inmunidad frente al coronavirus decrece, por lo que se han decretado dosis extra o de refuerzo, y para el caso ómicron se ha advertido que hay mayor protección a quienes tienen al menos sus dos dosis. Moderna, por ejemplo, comunicó que el refuerzo de su vacuna es efectivo y BioNtech aseguró que su tercera inyección provee entre 70 y 75 % de protección contra cualquier forma de la enfermedad. Para Ramírez, esas segundas, terceras dosis y de refuerzo son fundamentales para la infección sintomática y la variante nueva y el doctor Ángel Alexis Muegues Salas, médico epidemiólogo y toxicólogo y docente de Areandina, reafirma que las cifras lo demuestran pues las curvas de mortalidad han, sí o sí, disminuido con las vacunas, pero que la clave con ómicron es la dosis de refuerzo pues parece que esta variante pasa por debajo del radar de los anticuerpos adquiridos por las primeras dosis. Giraldo destaca sobre todo las vacunas de RNA mensajero, que se ha comprobado pueden conservar alrededor de 70 % de efectividad pero destaca que se debe tener en cuenta que aunque las vacunas tienen efectividad aceptable, dependerá también de otros factores como la edad, infecciones previas, esquemas completos, entre otros.
¿Ómicron podría ser el fin de la pandemia?
Se ha especulado que, como ómicron no ha representado aumento en los cuadros clínicos graves o muertes, podría ser la transición esperada de pandemia a endemia, convertirse en una enfermedad más que no llena hospitales. Endemia “quiere decir que el virus estará circulando todo el tiempo, con algunos periodos de picos como ocurre con la influenza”, explica Óscar Eduardo Gómez, epidemiólogo y docente de la Pontificia Universidad Javeriana. Otros, más osados, han llegado a afirmar que ómicron será el fin, completo, de la pandemia. Ramírez dice que es prematuro asegurar esto porque cada año habrá nuevas variantes emergentes mientras se mantenga la desigualdad en la vacunación, sobre todo en continentes como el africano. Giraldo concuerda. Dice que es futurista, como menos, y que predecir sería imposible, aunque puedan plantearse escenarios, y ella ve dos: uno esperanzador y optimista que dice que se llegará a la endemia y otro más pesimista pero mejor para la planeación y toma de decisiones y es que esta variante afectará la efectividad de las vacunas y seguirá mutando y extendiéndose. “Mientras haya inequidad en el acceso a las vacunas y no se tenga acceso global, le seguiremos dando oportunidad al virus para que evolucione y se adapte”.
¿Hay que tener miedo o esperanza?
La pandemia ha sido desconocida y difícil de descifrar desde el principio. Ya van dos años y aún lo es. Muchos ahora se han aventurado a decir que el final se acerca pero hay quienes aún viven con miedo. Para Ramírez la palabra no debe ser miedo sino que debe transformarse a precaución y prudencia porque sí es verdad que los casos han incrementado de forma drástica y eso, sí o sí, preocupa porque afecta los sistemas de salud y pueden colapsar por solicitudes de pruebas congestionadas, trabajadores de salud y esenciales enfermos, sistemas saturados, etc. “Sabemos que la proporción de hospitalizaciones y de requerimiento de cuidados intensivos es una fracción relativamente pequeña comparada con los casos de contagios, pero aún así habrá quienes terminen hospitalizados o con efectos severos y con números tan altos de contagios esas pequeñas fracciones son en realidad altas”. Giraldo aprovecha para resaltar la importancia, sobre todo en este momento, de la pedagogía sobre el manejo de las emociones: el exceso de miedo paraliza, estresa y quita toda esperanza, pero ser demasiado optimistas lleva a perder cuidado, desestimar el riesgo y tomar malas decisiones. Lo más adecuado es ser realista: la variante nueva da miedo y es la más infectocontagiosa, pero la vacunación está avanzada.
¿Hay otras alternativas y medicamentos?
En un esperanzador artículo de Infobae aseguran que hay fármacos eficaces contra ómicron. Explican que el medicamento Paxlovid, un nuevo antiviral oral, disminuye el riesgo de covid grave en más de 90 %; que el anticuerpo monoclonal Sotrovimab, de la empresa GSK, redujo en 30 % las hospitalizaciones y muertes y es efectivo contra la nueva variante; y que el Remdesivir, inhibidor de la ARN polimerasa viral, redujo 87 % estos efectos. Los expertos consultados por EL COLOMBIANO, sin embargo, explican que hay que ser cautelosos por muchas razones. La primera, según Ramírez, es que los antivirales sirven una vez la persona ya está infectada y solo disminuyen los síntomas y riesgos de complicaciones, pero esa no es la solución. Muegues dice que de todos los casos, se tiene más evidencia en los anticuerpos monoclonales, pero no está avalada y aprobada en todos los países y es costosa y Giraldo enfatiza en que la información que se tiene sobre estas alternativas no cuenta con suficientes estudios científicos ni información confiable, por lo que no debería recomendarse su uso en la práctica clínica.
Año nuevo, ¿pandemia nueva? Seguramente tiene un conocido, familiar, amigo o incluso usted mismo con una gripe que no sabe si es simple gripe o con coronavirus confirmado. El mundo entero venía de meses tranquilos y casos controlados pero, para los últimos dos, desde noviembre, los contagios volvieron a dispararse y muchos países ya lo han atribuido a una nueva variante: ómicron.
Ya está presente en más de 100 países y está provocando cifras de nuevos contagios nunca antes vistas en esta pandemia. Es de cinco a 10 veces más contagiosa que las demás variantes y presenta 50 mutaciones respecto al virus original que inició en 2020 pero, aunque es la más contagiosa hasta ahora, parece ser menos letal.
Entonces, por un lado preocupa su frecuencia: fue reportada por la Red para la Vigilancia Genómica en Sudáfrica ante la Organización Mundial de la Salud el 25 de noviembre del año pasado y solo dos días después se clasificó como variante de preocupación y, en menos de dos meses, en este país ya tiene presencia en más de 70 % de los casos registrados. En Portugal, por ejemplo, confirmaron las autoridades sanitarias que ómicron domina cerca de 83 % de los nuevos casos y en Colombia, por su parte, fue detectada el 20 de diciembre en tres personas y en Antioquia el 30 en una.
Por otro lado, a esta alta tasa de contagios la contrasta la letalidad, que no es tan alta como la del virus original u otras variantes. En Sudáfrica los médicos han confirmado que los casos atribuidos a ómicron presentan en su mayoría síntomas leves similares a los de la gripe, como tos seca, fiebre, sudores nocturnos y dolores corporales, llegando menos a las hospitalizaciones (65 % menos en Sudáfrica, 60 % menos en Escocia y 40 % menos en Inglaterra, como ejemplos). Un informe del Imperial College de Londres confirmó que quienes contraen esta variante requieren menos atención hospitalaria que la delta.
Para unos es, entonces, una alarma y muchos volvieron a cerrar fronteras y a confinarse pero, para otros, las bajas tasas de mortalidad y enfermedad grave han sido un alivio y hasta esperanza del final de la pandemia.
Si usted comenzó este 2022 sin saber muy bien cómo es o cómo opera esta nueva variante, le presentamos un resumen de algunos datos importantes. Al final del día, todos los expertos concuerdan con que lo más importante es mantener todas las medidas de bioseguridad y seguir apostándole a una vacunación activa, equitativa y global.
¿Hay que volver al confinamiento?
En Alemania ya esperan que ómicron sea la variante dominante para la próxima semana y el teletrabajo volvió a popularizarse por los aumentos de casos. 27,9 % de los empleados trabajaron desde sus hogares este diciembre que pasó, según el Instituto Económico Alemán, lo que es bastante si se tiene en cuenta que en marzo del año pasado el máximo de esta modalidad fue de 31,7 %.
En Portugal pasa algo similar: 83 % de los nuevos casos son ómicron, por lo que las autoridades volvieron a decretar teletrabajo y los colegios cerraron de nuevo. Y en Italia la mitad del país está en “zona amarilla” y nuevas restricciones debido a que ómicron hizo que se superara el récord de contagios diarios.
Para Andrea Ramírez, médica salubrista y epidemióloga de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes, en el caso colombiano y para frenar los contagios, las medidas deben ser de nuevo controles de aforo, pico y cédula e incluso toques de queda, pero los confinamientos son medidas drásticas que afectan otros sectores que, aunque deben contemplarse, no deben ser la primera opción.
La epidemióloga Yéssica Giraldo concuerda: primero se deben evaluar las otras estrategias porque el confinamiento es la última, extrema, casi de rescate, cuando las previas no han sido efectivas. Para Carlos Enrique Trillos Peña, médico epidemiólogo de la Universidad del Rosario, se requieren controles activos y proactivos que correspondan al peligro que ya se sabe que se avecina, el autocuidado y vacunas completas y con refuerzos. Dice que se deben evitar reuniones fuera de los núcleos familiares, eventos con multitudes, pruebas masivas en personas con cuadros gripales, evitar movilidad innecesaria, entre otras.
Para unos es, entonces, una alarma y muchos volvieron a cerrar fronteras y a confinarse pero, para otros, las bajas tasas de mortalidad y enfermedad grave han sido un alivio y hasta esperanza del final de la pandemia.
Si usted comenzó este 2022 sin saber muy bien cómo es o cómo opera esta nueva variante, le presentamos un resumen de algunos datos importantes. Al final del día, todos los expertos concuerdan con que lo más importante es mantener todas las medidas de bioseguridad y seguir apostándole a una vacunación activa, equitativa y global.
¿Hay que volver al confinamiento?
En Alemania ya esperan que ómicron sea la variante dominante para la próxima semana y el teletrabajo volvió a popularizarse por los aumentos de casos. 27,9 % de los empleados trabajaron desde sus hogares este diciembre que pasó, según el Instituto Económico Alemán, lo que es bastante si se tiene en cuenta que en marzo del año pasado el máximo de esta modalidad fue de 31,7 %.
En Portugal pasa algo similar: 83 % de los nuevos casos son ómicron, por lo que las autoridades volvieron a decretar teletrabajo y los colegios cerraron de nuevo. Y en Italia la mitad del país está en “zona amarilla” y nuevas restricciones debido a que ómicron hizo que se superara el récord de contagios diarios.
Para Andrea Ramírez, médica salubrista y epidemióloga de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes, en el caso colombiano y para frenar los contagios, las medidas deben ser de nuevo controles de aforo, pico y cédula e incluso toques de queda, pero los confinamientos son medidas drásticas que afectan otros sectores que, aunque deben contemplarse, no deben ser la primera opción.
La epidemióloga Yéssica Giraldo concuerda: primero se deben evaluar las otras estrategias porque el confinamiento es la última, extrema, casi de rescate, cuando las previas no han sido efectivas. Para Carlos Enrique Trillos Peña, médico epidemiólogo de la Universidad del Rosario, se requieren controles activos y proactivos que correspondan al peligro que ya se sabe que se avecina, el autocuidado y vacunas completas y con refuerzos. Dice que se deben evitar reuniones fuera de los núcleos familiares, eventos con multitudes, pruebas masivas en personas con cuadros gripales, evitar movilidad innecesaria, entre otras.
¿Las vacunas son la solución?
Ya estudios científicos han determinado que con el paso del tiempo la inmunidad frente al coronavirus decrece, por lo que se han decretado dosis extra o de refuerzo, y para el caso ómicron se ha advertido que hay mayor protección a quienes tienen al menos sus dos dosis.
Moderna, por ejemplo, comunicó que el refuerzo de su vacuna es efectivo y BioNtech aseguró que su tercera inyección provee entre 70 y 75 % de protección contra cualquier forma de la enfermedad.
Para Ramírez, esas segundas, terceras dosis y de refuerzo son fundamentales para la infección sintomática y la variante nueva y el doctor Ángel Alexis Muegues Salas, médico epidemiólogo y toxicólogo y docente de Areandina, reafirma que las cifras lo demuestran pues las curvas de mortalidad han, sí o sí, disminuido con las vacunas, pero que la clave con ómicron es la dosis de refuerzo pues parece que esta variante pasa por debajo del radar de los anticuerpos adquiridos por las primeras dosis.
Giraldo destaca sobre todo las vacunas de RNA mensajero, que se ha comprobado pueden conservar alrededor de 70 % de efectividad pero destaca que se debe tener en cuenta que aunque las vacunas tienen efectividad aceptable, dependerá también de otros factores como la edad, infecciones previas, esquemas completos, entre otros.
¿Ómicron podría ser el fin de la pandemia?
Se ha especulado que, como ómicron no ha representado aumento en los cuadros clínicos graves o muertes, podría ser la transición esperada de pandemia a endemia, convertirse en una enfermedad más que no llena hospitales. Endemia “quiere decir que el virus estará circulando todo el tiempo, con algunos periodos de picos como ocurre con la influenza”, explica Óscar Eduardo Gómez, epidemiólogo y docente de la Pontificia Universidad Javeriana.
Otros, más osados, han llegado a afirmar que ómicron será el fin, completo, de la pandemia.
Ramírez dice que es prematuro asegurar esto porque cada año habrá nuevas variantes emergentes mientras se mantenga la desigualdad en la vacunación, sobre todo en continentes como el africano. Giraldo concuerda. Dice que es futurista, como menos, y que predecir sería imposible, aunque puedan plantearse escenarios, y ella ve dos: uno esperanzador y optimista que dice que se llegará a la endemia y otro más pesimista pero mejor para la planeación y toma de decisiones y es que esta variante afectará la efectividad de las vacunas y seguirá mutando y extendiéndose. “Mientras haya inequidad en el acceso a las vacunas y no se tenga acceso global, le seguiremos dando oportunidad al virus para que evolucione y se adapte”.
¿Hay que tener miedo o esperanza?
La pandemia ha sido desconocida y difícil de descifrar desde el principio. Ya van dos años y aún lo es. Muchos ahora se han aventurado a decir que el final se acerca pero hay quienes aún viven con miedo.
Para Ramírez la palabra no debe ser miedo sino que debe transformarse a precaución y prudencia porque sí es verdad que los casos han incrementado de forma drástica y eso, sí o sí, preocupa porque afecta los sistemas de salud y pueden colapsar por solicitudes de pruebas congestionadas, trabajadores de salud y esenciales enfermos, sistemas saturados, etc.
“Sabemos que la proporción de hospitalizaciones y de requerimiento de cuidados intensivos es una fracción relativamente pequeña comparada con los casos de contagios, pero aún así habrá quienes terminen hospitalizados o con efectos severos y con números tan altos de contagios esas pequeñas fracciones son en realidad altas”.
Giraldo aprovecha para resaltar la importancia, sobre todo en este momento, de la pedagogía sobre el manejo de las emociones: el exceso de miedo paraliza, estresa y quita toda esperanza, pero ser demasiado optimistas lleva a perder cuidado, desestimar el riesgo y tomar malas decisiones. Lo más adecuado es ser realista: la variante nueva da miedo y es la más infectocontagiosa, pero la vacunación está avanzada.
¿Hay otras alternativas y medicamentos?
En un esperanzador artículo de Infobae aseguran que hay fármacos eficaces contra ómicron.
Explican que el medicamento Paxlovid, un nuevo antiviral oral, disminuye el riesgo de covid grave en más de 90 %; que el anticuerpo monoclonal Sotrovimab, de la empresa GSK, redujo en 30 % las hospitalizaciones y muertes y es efectivo contra la nueva variante; y que el Remdesivir, inhibidor de la ARN polimerasa viral, redujo 87 % estos efectos.
Los expertos consultados por EL COLOMBIANO, sin embargo, explican que hay que ser cautelosos por muchas razones. La primera, según Ramírez, es que los antivirales sirven una vez la persona ya está infectada y solo disminuyen los síntomas y riesgos de complicaciones, pero esa no es la solución.
Muegues dice que de todos los casos, se tiene más evidencia en los anticuerpos monoclonales, pero no está avalada y aprobada en todos los países y es costosa y Giraldo enfatiza en que la información que se tiene sobre estas alternativas no cuenta con suficientes estudios científicos ni información confiable, por lo que no debería recomendarse su uso en la práctica clínica.
Fuente: El Colombiano.