Cuando el bosque natural se modifica o el uso de la tierra se intensifica, la riqueza y abundancia de termitas a menudo disminuye y la composición de especies también puede cambiar, de ahí que estos insectos se consideren como buenos indicadores de biodiversidad en regiones tropicales como la Amazonia.
El ingeniero forestal José Daniel Castro Torres, magíster en Entomología de la Universidad Nacional (UNAL), explica que -contrario a lo que se cree popularmente- las termitas no se alimentan solo de madera, pues de hecho participan en todo el proceso de descomposición del material vegetal de los bosques.
Para comprobarlo, evaluó qué tanto se podría recuperar el suelo amazónico sembrado con caucho en cuatro fincas de San Vicente del Caguán, Florencia, Belén de los Andaquíes y Albania, municipios de Caquetá.
Según el investigador, diferentes sistemas de producción de caucho en el piedemonte amazónico pueden ser una alternativa para recuperar los suelos degradados -especialmente por ganadería extensiva-, siempre y cuando su manejo no sea extensivo o químico.
“Indagué sobre la diversidad y acción de las termitas en tres sistemas diferentes de caucho en estos suelos y lo comparé con la pastura cuando dicho suelo está en uso de ganadería. Esto nos diría cuál de los sistemas tendría mayor diversidad y cómo se deberían estructurar según las comunidades de termitas en un entorno natural sin intervención”.
Los sistemas productivos de caucho evaluados fueron: un sistema agroforestal -combinación entre caucho y copoazú (fruta amazónica pariente del cacao, usada en la región para jugos, helados y chocolate de copoazú-; un campo clonal, basado en los cauchos que son clones genéticamente mejorados y que tiene una mayor productividad a largo plazo; y algunas plantaciones comerciales, en las cuales se da un manejo más tradicional, y que eran las más antiguas (20-25 años).
Exploración y colección en campo
Para desarrollar su investigación, el magíster colectó termitas de 15 miniparcelas de los sistemas escogidos y también del bosque y de los suelos con pasturas.
Considerando los lugares donde se alimentan las termitas, trazó una ruta y se establecieron parcelas en las que dos personas examinaron distintas características del suelo durante 20 minutos.
Apenas aparecieron las termitas se capturaron manualmente con pinzas, se almacenaron en alcohol y se etiquetaron indicando el lugar en donde se colectaron.
“Además en cada lugar recolectamos una muestra de suelo de 500 g para hacer análisis fisicoquímicos en laboratorio, y poder comprar las principales propiedades de cada lugar para posteriores análisis”, explica el magíster.
Caucho sí, pero con buen manejo
Uno de los resultados importantes de la investigación es que se trató del primer listado más grande de termitas para Colombia en una zona limitada, en el que se identificaron casi todas las especies, 10 de las resultaron ser nuevas para la ciencia.
Los investigadores también encontraron que no todos los sistemas productivos de caucho pueden ayudar a recuperar el suelo, ya que, por ejemplo, los sistemas agroforestales tendrían un impacto cero en mejorar los suelos y que sería casi igual a tener pasturas, mientras que, al compararse con los campos clonales, la diversidad aumenta considerablemente y crece en los cauchos comerciales.
“Esto no quiere decir que los cultivos de cauchos sean malos, pero sí se encontró una relación negativa con el manejo que se le está dando a las plantaciones, que es la razón que puede estar influyendo”, señala el investigador.
Agrega que “los sistemas agroforestales son los que tienen más manejos químicos, de pesticidas y fungicidas, y además no dejan residuos naturales en los suelos, lo que hace que no llegue materia prima o alimento a las termitas para que consuman y generen nutrientes que posteriormente serían depositadas en las plantas”.
“Al hacer eso químicamente se está generando un impacto negativo en la biodiversidad, y a largo plazo lo tendrán los suelos, ya que estas no solo aportan nutrientes, sino que también ayudan a descompactar el suelo (poca porosidad en el suelo resultado de la ganadería extensiva) y generan una mejor filtración del agua para que crezcan otras yerbas favorables”.
Entre las recomendaciones se encuentran la búsqueda de alternativas de manejo fitosanitaria y de fertilizante a los suelos, lo que les ofrecería a los suelos condiciones ideales para que organismos como las termitas lleguen a mejorar la fertilidad en un largo plazo.
Fuente: El Nuevo Siglo.