Aunque el mundo está acostumbrado a ver las imágenes de constantes pruebas balísticas realizadas por el régimen norcoreano, el aumento de éstas, pero sobre todo el disparo de un potente misil este domingo encendió la alarma global.
Como nunca antes el régimen liderado por Kim Jong Un había realizado en tan poco tiempo tantos ensayos armamentísticos (ocho en lo corrido del año) y, el de ayer, que según su vecina del sur fue su misil más potente desde 2017, hace temer que abandone la moratoria que se impuso desde ese entonces sobre ensayos nucleares y/o proyectiles de alcance intercontinental.
Corea del Norte “ha estado a punto de destruir la moratoria que declararon”, alertó en un comunicado el presidente surcoreano Moon Jae-in tras una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad Nacional del país.
Seúl alertó que su vecino parecía seguir “un patrón similar” a 2017, cuando las tensiones en la península se situaron al borde del precipicio, y señaló que el próximo paso podía ser reanudar el programa nuclear y de misiles de largo alcance.
El ejército surcoreano indicó que había “detectado un misil balístico de alcance intermedio lanzado en ángulo alto en dirección al mar del Este”, también conocido como mar de Japón.
Esta trayectoria inclinada implica que los proyectiles son lanzados con un ángulo elevado en vez de aprovechar todo su alcance.
El Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur señaló que el misil había alcanzado una altura máxima estimada de 2.000 kilómetros y habría recorrido unos 800 kilómetros durante en media hora.
Esto indicaría que Pyongyang ha probado su “primer misil balístico de alcance intermedio (IRBM) desde 2017”, escribió en Twitter Joseph Dempsey, analista del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos
La última vez que el régimen comunista lanzó un proyectil similar fue en 2017, cuando un misil Hwasong-12 se desplazó 787 kilómetros con una altura máxima de 2.111 kilómetros.
Los analistas indicaron entonces que, por la trayectoria del misil, podría haber alcanzado un rango de 4.500 kilómetros si hubiera usado un ángulo que maximizara su trayectoria, con lo que podría haber llegado al territorio estadounidense de Guam, en el Pacífico.
El principal portavoz gubernamental de Japón, Hirokazu Matsuno, aseguró que el misil lanzado el domingo “fue uno de alcance intermedio o largo”.
Estados Unidos condenó el lanzamiento, y un portavoz del Departamento de Estado dijo a la agencia de noticias Yonhap que esto es una “clara violación” de múltiples resoluciones de la ONU.
“El momento perfecto”
El de este domingo fue el séptimo ensayo militar este mes de Pyongyang, que ha realizado dos pruebas de misiles supersónicos y cuatro de misiles balísticos de corto alcance y de crucero.
Kim Jong Un anticipó el pasado diciembre que mantenía el desarrollo armamentístico del país y a fe que así ha ocurrido, no sólo con los ensayos realizados sino con su visita tanto a una “importante” fábrica de municiones como a centros de desarrollo armamentístico.
“Kim ha estado aguantando su apetito de hacer pruebas y provocar”, dijo a AFP Soo Kim, analista de RAND Corporation.
Ahora, “el momento es perfecto y el continuo lanzamiento de misiles de Corea del Norte lanza otra patata caliente a la ya repleta carpeta de desafíos de política exterior de Washington”, añadió esta experta.
Algunos expertos también indican la necesidad del régimen de reivindicarse ante los comentarios de la debilidad del país por las sanciones internacionales y el bloqueo autoimpuesto por la pandemia, que hundió el comercio con China, su gran aliado y sostén económico.
“El régimen de Kim escucha las discusiones externas de sus debilidades domésticas (…) Quiere recordar a Washington y Seúl que intentar derrocarlo será costoso”, indicó Leif Easley, profesor de la Universidad Ewha.
En 2017, el último frenesí de ensayos militares de Corea del Norte terminó desembocando un año después en la histórica cumbre entre Kim Jong Un y el presidente estadounidense Donald Trump en Singapur.
Pero tras el colapso de las conversaciones con Trump en 2019 en Hanói, las negociaciones entre Pyongyang y Washington quedaron paralizadas a pesar de los estériles llamados de la administración Joe Biden para retomarlas.
Esta serie de pruebas llega en un momento delicado para la región. El principal aliado de Kim, China, se prepara para inaugurar en unos días los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín y Corea del Sur celebra elecciones presidenciales en marzo.
¿Por qué?
Según expertos esta andanada de pruebas balísticas es una exhibición de fuerza tributaria más de la política interna que de una estrategia diplomática.
Tras una década en el poder, el dirigente Kim Jong Un tiene pocos motivos para la satisfacción. Las sanciones internacionales han puesto de rodillas a su economía, el cierre de fronteras por la pandemia del covid-19 ha provocado penurias alimentarias y las conversaciones del régimen con Estados Unidos están en punto muerto.
Estos diferentes factores podrían explicar por qué Corea del Norte llevó a cabo cinco ensayos de armamento en las tres últimas semanas, una espectacular demostración de los logros militares de este país, dotado con el arma nuclear, antes de la celebración de importantes aniversarios nacionales.
“Los misiles y las armas de guerra son probablemente los únicos éxitos de los que se puede vanagloriar Kim Jong” opina Ahn Chan-il, un tránsfuga convertido en investigador.
“Por ahora no tiene mucho más que ofrecer al pueblo norcoreano”, asegura
Pero también el país se prepara para celebrar en febrero el 80º aniversario del nacimiento del padre de Kim, el difunto dirigente Kim Jong Il, y luego el 110º aniversario de Kim Il Sung, dirigente fundador del país, en abril.
En el sistema dinástico norcoreano es políticamente crucial revestir estos aniversarios de la “grandeza” adecuada, explica Cheong Seong-chang, del Centro de estudios norcoreanos del Instituto Sejong.
Así, se organizan en estas fechas desfiles militares para mostrar las nuevas armas, en una exhibición de su capacidad militar agregada a las festividades generales.
Mientras algunos informes hablan de una fuerte subida de los precios de los alimentos y de un agravamiento del hambre en Corea del Norte, el régimen de Pyongyang reactivó a principios de mes el comercio transfronterizo con China.
Y la reciente decisión de Pyongyang de aceptar ayuda china -por primera vez desde el inicio de la pandemia- podría haber motivado la reciente demostración de fuerza militar “para evitar parecer débil”, estima Leif-Eric Easley, profesor de la universidad Ewha de Seúl.
Negociaciones lejanas
Es poco probable que esta reciente serie de lanzamientos pretenda incitar a la administración del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a iniciar negociaciones.
Corea del Norte “no parece interesado en negociaciones”, dice Easley.
El coste diplomático de los recientes lanzamientos es mínimo, gracias al apoyo de China, que considera a Corea del Norte como un “tampón” útil en una región de numerosos aliados de Estados Unidos, como Japón y Corea del Sur, afirma Yang Moo-jin, profesor en la universidad de estudios norcoreanos.
Aunque de antemano se conoce que China bloqueará cualquier intento de imponer nuevas sanciones a Corea del Norte por los ensayos de misiles de corto alcance, la prueba de ayer cambia el escenario, porque al ser un arma de largo alcance no habrá argumentos para defender al régimen de Jong Un, ya que es una amenaza tan real como letal para la región.
Washington ha mantenido su disposición a negociar por su lado se muestra dispuesto a negociar. La administración Biden ha sido “muy clara” al afirmar que no tiene “intenciones hostiles”, según declaró esta semana el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.
Pero la probabilidad de un progreso real en el ámbito diplomático es frágil o nula, según Jenny Town, encargada de investigación en el Stimson Center, en Washington.
Vale recordar que Corea del Norte lleva años desarrollando misiles capaces de alcanzar no sólo Corea del Sur y Japón, sino que pueden llevar ojivas hasta Estados Unidos, por lo que se le ha declarado una potencia nuclear y está sujeta a sanciones internacionales ya que Naciones Unidas prohíben la prueba de misiles balísticos. /Redacción internacional con AFP.
Fuente: El Nuevo Siglo.