Hace muchos años, perdidos ya en la memoria de los viejos, el tren se abría paso entre platanales y barrancos. De ese pasado no quedan ni los rieles de acero, que fueron arrancados del suelo. Los alrededores, que otrora estaban cubiertos de vegetación, hoy están invadidos de casas. Aunque los terrenos, que quedaron en manos del Invías, se convirtieron en tierra de nadie. La vía por donde pasaba el tren es hoy una carretera destapada y polvorienta. Es un espacio público ignorado. Pero esa situación podría revertirse.
La Estrella dará inicio a la restauración de los 13 kilómetros que están en su territorio. Será el primero en dar el paso al frente y asumir la resurrección de la ruta del ferrocarril que entre el Valle de Aburrá y La Pintada tiene 158 kilómetros de lo que alguna vez fue la vía del ferrocarril. La mayoría está despavimentada y su uso, más allá de ser ruta para caminantes, es nulo. Por eso, el Invías anunció que invertirá $40.000 millones en Antioquia para la recuperación de estas vías férreas. Pero, si por allí no pasará otro tren, ¿para qué se recuperará?
La idea, que es ambiciosa, apunta a que la vieja vía se convierta en un corredor turístico, caminable y con ciclorruta. Como el trayecto es tan largo, se priorizaron dos planes pilotos: Venecia, en el Suroeste, y La Estrella, en el Valle de Aburrá, en los que habrá ciclorruta, con parques aledaños, urbanismo, hoteles y negocios.
Tener el trayecto completo terminado tardará años, pero por algo se comienza. La vía hoy está invadida y se estrecha en algunos tramos.
Con una inversión de $6.000 millones —$2.000 aportados por el Municipio y $4.000 por la Gobernación— comenzará la primera fase del proyecto, entre la 77 Sur y Ancón. “Los diseños ya están listos, solo estamos esperando los recursos de la Gobernación para iniciar. Esperamos que para el segundo semestre podamos dar vía libre y transformar este corredor subutilizado”, precisó Juan Sebastián Abad, alcalde de La Estrella.
Además de recuperar un espacio público perdido, la intención es crear un corredor seguro para los ciclistas. Cada fin de semana, en promedio, 10.000 personas van a Caldas en sus ciclas. Lo hacen por la Variante o por la vía vieja, entre carros y tráfico pesado, poniendo en riesgo la vida. “Por la vía férrea tendrán un espacio seguro, sin vehículos de carga o buses que pongan en peligro sus vidas. Ese es uno de nuestros objetivos, la seguridad vial de los ciclistas”, complementó el alcalde.
Una necesidad
Ramón Balbín ha vivido más de 40 años a la vera de la vía del ferrocarril. En ese tiempo ha visto muy pocos cambios en el sector: “Siempre ha sido igual, un lugar más bien abandonado, oscuro de noche y con la vía destapada”, contó el hombre.
Ramón vive muy cerca de la 77 Sur, lugar de inicio de la futura ciclorruta. Sus palabras pueden verificarse echando una vista al lugar. A un lado de la vía se acumulan escombros. Botellas de plástico, bultos y basuras en general hacen parte del paisaje. Aprovechándose de la poca iluminación, algunos llegan a despojarse de sus desechos. Es un reflejo del abandono que los habitantes de la vieja vía denuncian.
Es tal la situación, agregó Ramón, que hace unas semanas dejaron un muerto en el lugar. Al cuerpo lo encontraron rodeado entre sábanas, ya en proceso de putrefacción: “Tenemos fe en que el proyecto cambie al sector, que nos ayude a mejorar”.
Más adelante de la casa de Ramón, la vía comienza a estrecharse. Hay construcciones que la hacen angosta. Este es uno de los escollos más grandes que deberá superar el proyecto. Desde que el ferrocarril dejó de funcionar, los espacios ocupados por el ferrocarril fueron invadidos. En los predios del Invías se levantaron casas por montones, algunas de ellas sobre la vía misma, por lo que suele comentarse, con ironía, que en algunas viviendas tienen la carrilera como centro de mesa.
Pues bien, sacar el proyecto adelante requerirá hacer una gestión predial y, en algunos casos ya estudiados, desalojar a los invasores. “Hemos hecho una avanzada social en este aspecto. Estamos tratando de llegar a acuerdos con estas personas y evitando que a futuro se invada más”, explicó el alcalde Abad.
“Desalojo” es una de las palabras que rondan la vieja vía del tren. Los vecinos están enterados del proyecto y, pese a que la mayoría está de acuerdo con que se haga, hay preocupación por los predios. Es el caso de María Cecilia Toro, a quien le tocó el tiempo en que corría el ferrocarril. Incluso, su padre era ferroviario y se encargaba de reparar la vía.
Siendo testigo del desmonte del sistema ferroviario, María Cecilia habla con frecuencia del deterioro del entorno. “La vía ha estado abandonada muchos años. En verano es un polvero impresionante; en invierno tiene uno que esconderse para que los carros no lo bañen en pantano”, comentó la mujer.
Su esperanza, al igual que la de Doris Urán, su vecina, es que el proyecto les traiga bienestar. Doris comentó: “Al fin van a hacer algo por acá. Hemos vivido muy abandonados. Lo vemos como una opción también económica, de vender tinto, por ejemplo, o agua para los ciclistas y los turistas”.
El tramo dos de la ciclorruta en La Estrella, que va desde Ancón hasta Caldas, sería ejecutado con apoyo del Área Metropolitana. Juan David Palacio, el director de esa entidad, se ha mostrado favorable a la obra. Los diseños están en un 70% de avance, por lo que es posible que la ejecución recaiga en la próxima administración.
El proyecto de La Estrella es apenas el comienzo de la nueva vida para la vía férrea. Si el tren no volverá a pasar, al menos no continuará en soledad.
Fuente: El Colombiano.