Rusia es la despensa de gas para los países europeos y como respuesta a los bloqueos económicos que le están propinando por su incursión en Ucrania, podría responder cortando el suministro y dejando en vilo la seguridad energética en el viejo continente.
De acuerdo con la Oficina Europea de Estadística (Eurostat), la Unión Europea (UE) importa el 40% del gas que consume desde territorio ruso y se estima que en unos 25 años la cifra llegaría hasta el 80%.
Sin embargo, el conflicto bélico que actualmente se vive entre Rusia y Ucrania puede cambiar las cosas y, ante un eventual corte de suministro, los países de este bloque podrían verse obligados a retornar al uso del carbón, esto a pesar de que miembros como Alemania están apostando a una política energética libre de combustibles fósiles.
Pedro Perico, gerente de la compañía colombiana Minercondor, afirmó que “todavía no se sabe qué pueda pasar con todas las sanciones que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan) viene imponiendo, pero claramente Europa tiene que mirar qué va hacer para poder generar energía”.
“El sustituto más confiable y disponible en el mundo es el carbón. Ellos deben seguir generando energía con carbón, porque no lo han cortado del todo. Esta ya no sería una opción para ellos, sino una obligación”, añadió.
Por su parte, Amylkar Acosta, exministro de Energía de Colombia, apuntó que Europa retornará a una demanda fuerte de carbón y además deberá pagar precios más elevados por este combustible.
“Antes de la invasión de Rusia a Ucrania, después de cotizarse en 2020 a US$35 la tonelada, por otras razones, se elevó a comienzos de febrero hasta los US$180”, detalló.
Así mismo, desde su óptica, la UE “tendrá que meter el acelerador a fondo a la transición energética para reducir su dependencia al gas natural ruso”.
En este contexto, los especialistas creen que ese mercado podría representar una oportunidad para países productores. En Colombia por ejemplo, este combustible pesa el 60% en la canasta mineroenergética y sus exportaciones anuales rondan los US$6.000 millones.
Fuente: El Colombiano.