En medio del impacto global por la agresión militar de Rusia a Ucrania, que hoy cumple un mes, es claro que Colombia, si bien está muy lejos de ese conflicto bélico, ha jugado un rol dentro de su propio marco geopolítico, en el que se han dado movidas con respecto a su alianza con Estados Unidos, el combate a la dictadura venezolana, su rol de asociación con la OTAN e incluso la toma de postura en la Asamblea General de la ONU.
Todo ello aunado a un impacto que ha residido en cuanto a los pros y contra del aumento en el precio del petróleo, las contingencias de tipo cambiario por la cotización del dólar e incluso un nuevo eje de presión inflacionaria, sobre todo por el encarecimiento de agroinsumos que son producidos por las dos naciones hoy en conflicto.
EL NUEVO SIGLO presenta una radiografía de cuáles han sido esos movimientos e impactos del país en las últimas cuatro semanas a raíz de la guerra en Ucrania.
1. Impacto en la economía:
En un mundo globalizado e interconectado, la guerra en Ucrania genera de alguna u otra manera efectos económicos en Colombia. Como Ucrania y Rusia, son dos países estratégicos en los mercados de insumos, estos se están encareciendo y propiciando el incremento en precios de algunos alimentos en el país, que utilizan fertilizantes importados. Esto ya lo siente el bolsillo de los colombianos con el alto precio de la papa, los huevos, la carne de res y los pollos, así como las verduras. Además, ha subido la cotización del dólar que incide en los mayores costos en las importaciones. Además, para quienes viajen al extranjero deben pagar más por los tiquetes aéreos y los hoteles.
Otro elemento de la guerra es que la cotización del petróleo ha llegado a niveles de US$120, y con este incremento, aunque el país pueda recibir más recursos, a nivel interno aumenta el precio de los combustibles, elemento que se traslada inmediatamente a la inflación, y esto incide para que disminuyan los ingresos de las familias al tener que pagar más por alimentos, transporte, servicios, etc. Este es quizá una de las mayores amenazas sobre la economía colombiana, el encarecimiento de los productos y servicios puede afectar el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB).
2. Reafirmación eje Bogotá-Washington:
La ofensiva rusa sobre Ucrania llevó a que Estados Unidos empezara a mover el escenario geopolítico con miras a movilizar la mayor cantidad de presión sobre Moscú, no solo a nivel del viejo continente sino en todas las latitudes. El giro más sorpresivo, en nuestro continente, fue precisamente la reunión de delegados del gobierno Biden con funcionarios de la dictadura chavista en Venezuela, con el claro objetivo de tratar de debilitar la alianza entre Maduro y Putin, así como asegurar una parte del petróleo de la vecina nación para suplir la importación de petróleo ruso, tras el embargo decretado por la Casa Blanca.
Consciente de que esa movida podría afectar el eje geopolítico de Colombia y Estados Unidos contra la dictadura, la Casa Blanca programó de inmediato una reunión del presidente Biden y Duque en Washington, el pasado 10 de marzo, en la que no solo se repasó la agenda bilateral y se celebraron los 200 años de las relaciones entre ambos países, sino que se reafirmó la alianza geopolítica entre ambas naciones contra todo régimen antidemocrático y autoritarista; es decir, desde Venezuela, pasando por Nicaragua y Cuba, hasta la propia Rusia.
La rapidez de la cita Biden – Duque fue leída por los analistas nacionales e internacionales como un mensaje claro y directo de la Casa Blanca entorno a la importancia superlativa de Colombia para Washington en toda esta coyuntura global, al punto que Biden anunció que presentará un proyecto de ley para que Colombia sea elevado al estatus de aliado estratégico por fuera de la OTAN.
3. OTAN y rol de Colombia:
Siendo claro que la OTAN está en el centro del conflicto armado entre Rusia y Ucrania, toda vez que Moscú alega que la acción militar se ‘justifica’ en que el país agredido iba a entrar en la esfera del bloque político – militar más importante de occidente, es obvio que Colombia termina siendo impactada por este asunto toda vez que nuestro país tiene la calidad de “Socio Extracontinental de la OTAN desde 2017”. De entrada, tanto el presidente Duque como el ministro de Defensa, Diego Molano, dejaron en claro que nuestro país no iba a hacer ningún tipo de envió de tropas si la OTAN llegara a movilizar sus fuerzas hacia las fronteras rusas o incluso Ucrania.
Sin embargo, el gobierno colombiano reafirmó que se alineaba con las políticas y directriz de la Organización Atlántico Norte en cuanto a condenar la invasión rusa a Ucrania, la agresión injustificada a un Estado Soberano, la violación de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario y la reafirmación del principio de democracia y libre autodeterminación de los pueblos para decidir sobre sus tratados y acuerdos internacionales.
En ese orden de ideas, la agresión rusa sobre Ucrania le ha permitido a Colombia redimensionar a nivel continental la naturaleza de su asociación con la OTAN, en un momento clave en donde el péndulo geopolítico latinoamericano parece volver a girar a la izquierda. Además, revalida el estatus de nuestro país en cuanto a estar dentro de la esfera del bloque político – militar más poderoso de occidente, con todo lo que ello implica frente a la creciente injerencia rusa y China en países con regímenes autoritarios como Venezuela, Nicaragua y Cuba.
4. Colombia y el pulso en la ONU:
Tanto en las reuniones extraordinarias del Consejo de Seguridad como en la Asamblea General de Naciones Unidas, todos los países tuvieron la oportunidad de sentar su posición frente al conflicto ruso – ucraniano. Colombia, por intermedio de la Canciller Marta Lucía Ramírez, reconfirmó que nuestro país se alinea con la defensa ultranza del sistema democrático y la necesidad de combatir todo indicio de autoritarismo, autocracia, violación a la soberanía y el principio de autodeterminación de los pueblos. Colombia incluso apoyó la propuesta de condena a la agresión militar rusa y de paso precisó que no iba a permitir ningún tipo de injerencia en nuestros asuntos internos, habida cuenta de que en medio de toda esta crisis internacional se dieron las denuncias y alertas – incluso del propio gobierno Biden – del riesgo de injerencias exógenas en el proceso electoral colombiano.
Como todo el país sabe, las sospechas alrededor de este aspecto recaen sobre la propia dictadura venezolana, que mantiene una estrecha alianza política y militar con el gobierno de Vladimir Putin. Colombia, sin embargo, no ha tomado ningún tipo de decisión en cuanto al llamado de Estados Unidos, la Unión Europea y otros gobiernos para que se apliquen sanciones políticas, diplomáticas, comerciales o económicas contra las autoridades, el gobierno o los productos rusos. A lo sumo, Duque ofreció a Biden la posibilidad de venderle algunos excedentes petroleros, aunque sin concreción alguna.
Si bien en algún momento, por una declaración de la Cancillería, se alcanzó a poner sobre el tapete la posibilidad de que Colombia hiciera parte del grupo de mediadores en el conflicto ruso – ucraniano, el propio presidente Duque dejo en claro que no había tal y se continúa confiando en la tarea que al respecto venia adelantando la ONU, Unión Europea y otras instancias. Sin embargo, el mandatario colombiano anunció esta semana que tendrá una conversación directa con el presidente ucraniano Volodímir Zelenski. Al tiempo que dio un parte positivo sobre la evacuación de los nacionales que quedaron atrapados en ese país.
Fuente: El Nuevo Siglo.