Sábado, 23 de Noviembre del 2024
xb-prime


Si ya no hay que usar tapabocas, ¿por qué se insiste en la aplicación de la vacuna contra el covid-19?

Publicado el 18/05/22

En 1796, el naturalista británcio Edward Jenner, participó del desarrollo de la primera vacuna en la historia de la humanidad con el propósito de prevenir la la viruela.

Un hito que marcó la historia de la salud, la medicina y la humanidad, dado que, para ese entonces, la época iniciaba con una ola de enfermedades de tipo transmisible que podían prevenirse a través de la aplicación de medicamentos.

Hoy en día, existe un gran número de vacunas para diferentes enfermedades, sin embargo, la vacuna contra el COVID-19, ha despertado mucho interés para la comunidad científica y en general.

En 2019, se dio inicio global a un proceso de pandemia por la transmisión del virus SARS-CoV-2, proceso que, según Carlos Eduardo Rivera Molano, docente del programa de Especialización en Epidemiología de Areandina seccional Pereira, por el alto impacto humano, político y social, planteó un gran reto para la comunidad científica en métodos no solo de tratamiento, sino especialmente de prevención.

“A nivel mundial, todos los esfuerzos en investigación y desarrollo de medicamentos fueron enfocados en diseño, evaluación y aprobación de vacunas con la finalidad de contar con un mecanismo de prevención que mitigara los efectos de la pandemia. Como resultados de estos esfuerzos comunes entre la industria farmacéutica, la OMS, gobiernos nacionales y entidades como INVIMA, se logró en tiempo récord contar con alternativas de vacunas, siendo Pfizer, la primera en ser aprobada el 11 de diciembre de 2020. Desde ese momento, comenzó la implementación de políticas y estrategias de vacunación contra el coronavirus en diferentes países, al igual que las demás vacunas que fueron aprobadas con la misma indicación”, explica el experto Rivera Molano.

Avances significativos para Colombia

Desde el 29 de enero de 2021, el Gobierno estableció el Plan Nacional de Vacunación contra el COVID-19, con el que se instauraron lineamientos y parámetros de acción en cuanto a vacunación con varias etapas que, de acuerdo con los riesgos que presentaban las personas, se priorizaron las poblaciones para la vacuna.

De acuerdo con el epidemiólogo Rivera, con respecto al seguimiento del plan de vacunación, lo convencional ha sido el seguimiento de acuerdo con el número de personas vacunadas por edad, territorios y número de dosis, lo que da información relevante en cuanto a lo estipulado por el Ministerio de Salud y Protección Social.

“Cada territorio ha adoptado diferentes maneras de hacer pública la información, en muchas ocasiones a través de uso de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), como el caso de del Observatorio Social de Salud de Caldas, donde se puede hacer seguimiento actualizado de las vacunas contra el COVID-19 a través de la página web”, sostiene Rivera.

El epidemiólogo Rivera, resalta también que algunas condiciones sociales como la desinformación, el temor y movimientos antivacunas, han planteado cuestionamientos a todo el proceso de diseño, aprobación, eficacia y seguridad de las mismas que actualmente se están aplicando a la población general.

“Estos cuestionamientos han sido debatidos desde lo científico, pero no siempre se ha logrado llevar a la comunidad general más allá de condiciones de obligatoriedad o normatividad relacionada a la vacunación”, asegura Rivera.

Seguimiento a los resultados

Desde la epidemiología, el académico Rivera invita a no quedarse en el seguimiento y socialización de plan de vacunación con respecto al cumplimiento de número de personas o número de dosis alcanzadas, sino hacer seguimiento desde los resultados reales de la vacuna más allá desde las expectativas teóricas que se tienen en cuanto a eficacia o seguridad.

“Una de estas alternativas es realizar el seguimiento de la eficiencia de la vacunación a través casos nuevos, de aquellos que requieren manejo hospitalario en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) o número de muertes relacionadas al COVID-19 a nivel territorial y evidenciar, como por ejemplo en Caldas, la disminución significativa respecto al inicio de cada una de las fases iniciales de vacunación, mostrando así el efecto colectivo que ha tenido la vacunación”, detalla el docente Rivera.

Finalmente, el experto enfatiza en que este tipo de alternativas se logran únicamente a través del trabajo articulado y esfuerzo conjunto de las entidades territoriales, actores del sistema de salud, organismos públicos y privados, pero, ante todo, la comunidad general.

“Somos nosotros las personas quienes debemos ser activos y partícipes de estrategias como la vacunación contra el COVID-19, desde la información pertinente y adecuada, procurando ser responsables hacia nuestro propio cuidado y el de las comunidades en las que vivimos. Si bien hay avances considerables en la vacunación de personas adultas, ya se han iniciado etapas de vacunación en adolescentes y niños, que no han tenido la misma recepción, a pesar de que, en los demás casos, se cuenta y se está trabajando fuertemente en la construcción de evidencia confiable en cuanto a la seguridad de las vacunas en niños, niñas y adolescentes.”, puntualiza el profesor Rivera.

 

Fuente: Diario Occidente



Comments are closed.