Ayer se celebró el Día Internacional de la Diversidad Biológica, una efeméride para recordar la importancia de la biodiversidad y alertar sobre las amenazas que enfrenta. A la vez, inició la primera reunión anual presencial del Foro Económico Mundial en dos años, un evento de alto nivel en donde se espera que líderes políticos y empresariales discutan el panorama geopolítico cambiante del mundo y la recuperación de la pandemia.
A propósito de este encuentro y su confluencia con la reunión de Davos, WWF explica por qué la naturaleza es un asunto central en las discusiones económicas y hace un llamado para que los líderes políticos y empresariales allí reunidos aceleren sus esfuerzos para abordar con éxito las crisis relacionadas con el clima y la naturaleza.
El alarmante panorama
A medida que las emisiones globales de gases de efecto invernadero regresan a niveles vistos por última vez antes de la pandemia por covid-19, la deforestación sigue aumentando y la crisis de extinción global continúa.
Detrás de estas problemáticas, están las actividades humanas, especialmente, la forma en que producimos y consumimos, que sobreexplota los recursos naturales y degrada los ecosistemas. Dicha crisis ambiental está poniendo en riesgo la vida y el bienestar de todas las personas y especies que habitamos el planeta.
Se estima que más de dos mil millones de personas enfrentan amenazas a sus medios de vida, y para 2030, más de 100 millones de personas podrían volver a caer en la pobreza extrema debido al cambio climático, mientras que más de 200 millones podrían verse desplazadas por desastres climáticos más frecuentes y severos. Así mismo, la pérdida de biodiversidad y el calentamiento global están poniendo en riesgo la seguridad alimentaria del mundo, la salud pública y la economía global.
Ante este panorama, es clave que la naturaleza esté en el centro de discusiones de alto nivel como la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza. ¿Por qué?
1. Según este mismo organismo internacional, más de la mitad del PIB total del mundo, depende de la naturaleza. Los polinizadores, por ejemplo, aportan al menos USD 235 mil millones a la producción mundial de alimentos, mientras que los bienes y servicios de nuestros océanos valen alrededor de USD 2,5 billones.
2. La economía es clara, tanto para los gobiernos como para las empresas: los costos de enfrentar la crisis ambiental son menores que los costos de la inacción. Hoy en día, la pérdida de la naturaleza y el cambio climático son los mayores riesgos sistémicos para nuestra economía global: los desastres naturales causados por las alteraciones humanas en ecosistemas y el cambio climático ya cuestan más de USD 300 mil millones por año. Si no tomamos acción ya, los costos para revertir esta tendencia serán cada vez mayores.
3. Si se gestiona bien y de forma sostenible, la naturaleza es la clave de nuestra prosperidad. Cada año, ésta brinda a la economía mundial alrededor de USD 125 billones en servicios ecosistémicos a través de agua potable, agua para procesos industriales, alimentos, aire fresco, absorción de calor, suelos productivos, y bosques y océanos que absorben carbono.
4. La transición a una economía positiva para la naturaleza podría generar oportunidades comerciales anuales por un valor de más de USD 10 billones y crear 395 millones de empleos para 2030. Por eso, es clave eliminar los subsidios a actividades dañinas para el medio ambiente. Revertir la pérdida de la naturaleza costará alrededor de USD 1 billón al año, menos del 1% del PIB mundial anual y sólo una fracción del costo anual de USD 5,9 billones que representan los subsidios a los combustibles fósiles.
5. La energía de fuentes renovables (como la eólica o la solar) cuesta lo mismo, y a menudo menos, que los combustibles fósiles, no contamina el aire que respiramos y puede brindar energía limpia a quienes más la necesitan. Los costos de la energía eólica y solar se han reducido hasta en un 85% desde 2010. Por eso, necesitamos una revolución energética para eliminar gradualmente los combustibles fósiles contaminantes. Solo el sistema energético mundial fue responsable de casi un tercio de todos los gases de efecto invernadero en 2019.
6. La acción climática es buena para los negocios. El crecimiento climáticamente inteligente podría generar al menos USD 26 billones en beneficios económicos acumulados hasta 2030 en comparación con los negocios habituales, y un cambio hacia una agricultura más sostenible combinado con la protección de los bosques, podría generar más de USD 2 billones por año.
Fuente: Nuevo Siglo