“Vea, acá nos toca poner cuadros para tapar las humedades en los muros”. Con esta frase Valentina Pelaéz, estudiante y contralora de la Institución Educativa Javiera Londoño de Boston, resumió el panorama de este colegio de Medellín en donde se educan 1.400 estudiantes en medio de techos con huecos y salones que se están cayendo a pedazos. Allí cuatro aulas debieron cerrarse.
Aunque desde hace años los directivos de la Javiera llamaron la atención sobre los problemas de humedades que los aquejan —que se agravaron con el anidar de las palomas y la falta de ‘mano’ durante el confinamiento—, las soluciones de fondo no han llegado. Desde octubre de 2021 esperan el inicio de los trabajos que remedien sus afugias, confirmó el rector Alfonso Guarín.
“Se hacían pequeños arreglos y mantenimientos, pero había muchas irregularidades y estos quedaban mal hechos”, agregó Pelaez. Por esto, y ante la falta de respuestas claras, los estudiantes de la Javiera —apoyados por los padres de familia— salieron a un paro buscando que, de una vez por todas, la Secretaría de Educación y la Empresa de Desarrollo Urbano (EDU) tomen cartas en el asunto.
La suspensión de las actividades en esta institución reavivó el debate por las malas condiciones de la infraestructura de los colegios de Medellín. La ciudad cuenta, prácticamente, con los mismos espacios de formación que tenía hace 50 años. Esta deuda histórica la admite la Alcaldía, la cual tasa los retrasos en infraestructura en 15 años. Hoy la situación es preocupante en por lo menos 27 sedes, de las 432 que tiene la ciudad.
Más colegios afectados
Una de estas instituciones es la Diego Echavarría Misas de Castilla, plantel cerrado desde hace casi dos semanas por no ofrecer garantías de seguridad a sus estudiantes. Uno de los pasillos del segundo piso está tan dañado que es sostenido por dos vigas y aún así corre riesgo de colapsar.
Ante esto, los padres de familia han puesto dinero, material de construcción e incluso sus conocimientos como obreros para atajar los problemas que tienen en riesgo a este colegio de 54 años
“Si a la alcaldía le quedó grande atender esto, nosotros metemos plata porque el colegio nos duele”, le dijo un padre a este diario preguntándose dónde está el presupuesto que se destina para la manutención de la estructura. Los arreglos superan la destinación anual de $190 millones, pues se requieren más de $3.000, según el rector César Ceballos.
“La Secretaría de Educación sabe de la necesidad y ha invertido en el colegio más de $400 millones en los últimos cuatro años. Ellos están esperando que en Bogotá —el Ministerio de Educación— liberen los recursos que ya se tienen en un fondo para dedicarlos a la infraestructura”, dijo. Por ahora, solventa la situación enviando a sus estudiantes a otra sede en el barrio Santander y a dos salones prestados del Félix de Bedout.
Entre el bullicio del barrio Aranjuez se encuentra la cincuentenaria institución Gilberto Alzate Avendaño, cuya estructura de dos pisos está amenazada por una gran humedad que obligó al cierre de cinco aulas y una oficina de profesores desde julio de 2021.
La coordinadora, Claudia Villarreal, afirmó que la Secretaría de Educación inició arreglos a finales del mismo año. Los trabajos terminaron hace unos días y se espera que los espacios sean habilitados con celeridad. En este colegio esperan la reapertura con ansias: cerca de 200 estudiantes, de los 900 que asisten en la jornada de la mañana, dejaron de ir a diario a clases.
“Esperemos que más adelante sigan más intervenciones porque la humedad es un asunto grave. La comunidad espera una respuesta de lo que va a pasar con la planta física, si nos vamos de reconstrucción o si va a ser repotenciada”, agregó la coordinadora.
Pero no todos están conformes con los arreglos. Mariana Durango, representante estudiantil, expresó que, en cuatro años, es la primera vez que tratan de arreglar parte del techo. La intervención la calificó como un “pañito de agua tibia”.
“Acá debería haber gente trabajando porque el 20 de agosto se debe entregar el colegio con todas las humedades arregladas, pero hace dos semanas no hay obreros. Dijeron que ya habían arreglado, pero todavía hay mucha estructura dañada”, aseveró.
Durango también denunció que las autoridades de Sanidad no han habilitado la ejecución del Plan de Alimentación Escolar (PAE) al interior del colegio por las humedades. Los estudiantes solo reciben refrigerios que muchas veces no alcanzan. “Estamos sin PAE y aquí hay niños que vienen de 6:00 de la mañana a 6:00 de la tarde y solo tienen para comer el refrigerio que les dan acá”, contó.
¿Qué dice la Secretaría?
Este diario indagó con la Secretaría de Educación sobre los planes y costos de reparación que tendrán las instituciones afectadas y el tiempo en que se ejecutarán. Desde la dependencia se limitaron a responder que esos datos se revelarán en los próximos días. Aclararon, sin embargo, que tienen presupuestado intervenir 9 colegios y construir 4 nuevos. Para esto se destinarán más de $239.000 millones (ver Paréntesis).
Por ahora, estudiantes y profesores esperan que sus instalaciones reciban la atención en infraestructura que tanto necesitan. Porque para estudiar se requiere, como mínimo, de un lugar seguro.
Fuente: El Colombiano