A fines de enero, obreros trabajaban en una obra en construcción en la franja de Gaza, cuando el guardia Ahmad vio un extraño pedazo de piedra que salía del suelo, vestigio de una necrópolis romana de hace 2.000 años.
“Creía que era un túnel”, como los que cavan en el territorio palestino los combatientes islamistas de Hamas para tratar de engañar al ejército, dice el joven en los alrededores de este nuevo sitio arqueológico.
Después de la última guerra entre Israel y el Hamas, en mayo de 2021, Egipto financió la reconstrucción de una parte de Gaza, enclave de 2,3 millones de habitantes bajo bloqueo israelí desde hace 15 años.
En Jabalia, en el norte del territorio, los bulldozers egipcios excavaban la tierra arenosa para erigir nuevos edificios de cemento destinados a habitantes de Gaza sin techo, cuando Ahmad vio las extrañas piedras.
“Alerté a los maestros de obra egipcios, que de inmediato contactaron a las autoridades locales y pidieron a los obreros parar” los trabajos, dijo este palestino que prefiere no dar su nombre completo.
El rumor de un gran descubrimiento circuló pronto. En las redes sociales, palestinos enviaban fotos del sitio.
Bajo presión, el servicio de Antigüedades de Gaza contactó a los equipos de la ONG francesa Primera Urgencia Internacional y de la Escuela bíblica y arqueológica francesa de Jerusalén (Ebaf).
Esta misión tenía como tarea evaluar rápidamente la importancia del sitio, delimitarlo, para eventualmente protegerlo.
Unos días más tarde, el equipo encabezado por el arqueólogo francés René Elter llegó para descubrir la metrópoli romana perdida desde hace milenios en las entrañas de Gaza.
“Los primeros trabajos facilitaron identificar unas cuarenta tumbas que datan del periodo romano antiguo entre los siglos I y II después de Cristo”, explicó a la AFP el arqueólogo.
“La necrópolis es más grande que esas 40 tumbas y debe tener entre 80 y 100”, considera. Dice haber descubierto una tumba decorada con “pinturas de variados colores que representaban coronas y guirnaldas de hojas de laurel”, así como “jarras destinadas a libaciones funerarias”.
Esta necrópolis es adyacente a la ciudad romana de Anthedon, segundo puerto de Gaza en la época, en el camino hacia Ascalon, que es hoy la ciudad israelí de Ashkelon, situada a la salida del enclave palestino.
“Tesoros” de Gaza
En Israel y en los Territorios palestinos, la arqueología es un tema altamente político, pues muchos descubrimientos han sido instrumentalizados para justificar las reivindicaciones de cada uno de los pueblos.
El Estado hebreo dispone de un arsenal de arqueólogos que ha hecho posible el descubrimiento de un número impresionante de tesoros artísticos, pero en Gaza ese sector es incipiente.
Elter dice que “en Gaza muchos sitios desaparecieron a causa del conflicto o por obras de construcción, pero el territorio es un inmenso sitio que requiere muchos equipos de expertos”.
La necrópolis ha sido rodeada de rejas y es vigilada por guardias, mientras los obreros siguen construyendo los edificios de cemento.
“Tratamos de luchar contra el tráfico de antiguedades”, dice Jamal Abu Rida, director de los servicios arqueológicos locales que asegurarán la protección de la necrópolis hasta enero de 2023 en espera de obtener financiamiento para seguir las exploraciones.
“La imagen de Gaza está asociada a la violencia, pero su historia está llena de tesoros arqueológicos que es necesario proteger para las generaciones futuras”, dice Jihad Abou Hassan, director local de la ONG Primera Urgencia.
En 15 años, la población en este territorio de apenas 362 km2 pasó de 1,4 a 2,3 millones de habitantes, de ahí la construcción desenfrenada de nuevos edificios.
“Algunos evitan informar a las autoridades si hay descubrimientos arqueológicos por temor a no ser indemnizados” en caso del cese de las obras, dice Abou Hassan. Por eso “perdemos cada día sitios arqueológicos”.
Piedras vs piedras
Uno de los escasos éxitos en la materia es la preservación del monasterio bizantino de San Hilarión, el más grande de Oriente Medio, donde los arqueólogos identificaron un atrio, baños y un amplio conjunto eclesiástico, entre ellas cuatro iglesias superpuestas.
Abierto desde hace unos años al público, este sitio es un testimonio de la época en que Gaza era tierra de paso, cuando peregrinos de todo el mundo mediterráneo se detenían allí en su camino hacia monasterios del Sinaí egipcio o Jerusalén./
Fuente: El Nuevo Siglo