Bogota Octubre 28 de 2023. Abanderando luchas feministas y sociales, con un enfoque de memoria histórica y reivindicación cultural, María José Pizarro se ha consolidado como una de las congresistas más representativas del Pacto Histórico. Si bien la mayor parte de su trasegar político lo ha librado en la oposición, ahora como gobierno –de la entraña de las huestes petristas–, capotea el escrutinio al primer gobierno de izquierda, que no ha estado exento de escándalos.
A días de elecciones, de visita en Medellín –donde presentó su libro autobiográfico, entrelazado por exilios y la perpetua ausencia de su padre, el excandidato presidencial y líder guerrillero Carlos Pizarro–, la senadora habló y reivindicó que están abiertos al diálogo con todos los sectores. Defendió la postura de Gustavo Petro frente al conflicto en Medio Oriente, criticó a los que quieren “inmediatez en la construcción de paz” y analizó el intrincado panorama de los candidatos petristas, en particular en Bogotá y Antioquia.
Justo hace una semana se aprobó el Presupuesto General, pero no dejó de ser llamativo que la plana mayor del Pacto Histórico, incluida usted, se opusieron a aumentar el presupuesto del Ministerio de Ciencias, ¿por qué?
La decisión de la distribución del Presupuesto, en primer lugar, se toma en la Casa de Nariño en una reunión entre los ministros. Y, segundo, el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, ha sido bastante claro en explicar qué otros rubros –entre ellos regalías–, van redirigidos a ese Ministerio. Por lo tanto el porcentaje de reducción no es como se ha presentado. Hay otros recursos que llegan por otras vías.
El país tiene que sentirse lo suficientemente tranquilo con el presupuesto aprobado, porque es el primero del gobierno de Gustavo Petro, con el Plan de Desarrollo aprobado. Casi que aquí arranca oficialmente, por decirlo en términos prácticos, la ejecución presupuestal de este gobierno. Hay rubros importantísimos.
En términos agrarios el aumento es significativo, también en educación: es el presupuesto más alto que se ha invertido para ese sector en bastantes años. Además, el rubro de cultura. Desde que yo estaba en la Cámara de Representantes he defendido, como pocos, la educación pública. Soy autora de la ley de matrícula cero, que permite que los jóvenes no tengan que pagar la matrícula en las instituciones públicas de educación superior y he sido una defensora del arte y de la cultura. Así que ver que en estos tres puntos, que son esenciales en el marco del acuerdo nacional, va en línea con lo que hemos propuesto. Es el presupuesto con mayor inversión social que hemos tenido.
Quizá por priorizar esos otros sectores, ¿hubo una reducción en MinCiencias?
Nunca había visto al país tan preocupado por ese Ministerio (risas), que por supuesto es una preocupación de todos porque ahí hay una inversión en términos de conocimiento y nos permite articular, con sus funciones, muchos de asuntos de gobierno que ha planteado el presidente. Pero le insisto que no hay una reducción: hay otros rubros que vienen a enriquecer ese presupuesto. Es decir, la reducción no es tal.
Si queremos sacar a Colombia de la pobreza, construir un país de oportunidades y fortalecer ámbitos de la vida social que han estado completamente desfinanciados durante décadas había que invertir muy fuertemente en el Ministerio de Educación, que tiene relaciones estrechas con el de Ciencias y Cultura.
En términos políticos, ¿qué implicó la aprobación del Presupuesto, aun cuando la oposición hizo varios reparos?, ¿están mejorando las relaciones?
Tuve el honor de presidir y dirigir la sesión en la que se aprobó. Casi todo el tiempo estuve al frente de la conducción de la plenaria y eso me honra, porque por primera vez llega un presupuesto de un gobierno alternativo en el marco de un Plan de Desarrollo alternativo. Es la ejecución presupuestal de nuestras políticas de gobierno.
Además, era una mujer conduciendo una sesión en el Senado de tanta importancia. Una mujer progresista y de izquierda, y logramos aprobar este Presupuesto en tiempo récord. No había sucedido. Me decían los compañeros que llevan más años que yo en el Congreso que generalmente es mucho más difícil conciliar posturas y posiciones, y sacar adelante un Presupuesto. Inclusive, el Centro Democrático no presentó una ponencia negativa, sino una alternativa y, al final, hubo un sentido de sano diálogo y presentar propuestas entre los distintos sectores.
No hubo sabotajes. Fue de manera muy tranquila. Igual los sabotajes eran innecesarios, hubo una excelente conducción, no por echarme flores, sino porque logramos mantener una tranquilidad en el marco del debate.
Eso entonces es una muestra de que bajaron los ánimos, ¿quizá hay mejor ambiente para tramitar las ambiciosas reformas del gobierno?
La oposición tiene derecho a hacer su papel. Hemos estado en la oposición y la responsabilidad que tenemos es no comportarnos igual a como se comportaron con nosotros. Por supuesto que hubo buen ambiente y no quiere decir que vayamos a estar exentos de debate. Precisamente el Congreso es un espacio para el debate respetuoso, sobre las ideas y que cada uno defienda su modelo de país. Que al final prime el respeto por la democracia, la institución y quienes la conformamos.
También, que podamos establecer puentes de diálogo y de concertación. No estamos cerrados al diálogo con ninguna bancada, ni siquiera con la oposición. Cuando nosotros estuvimos en la oposición no hubo posibilidad de un solo espacio de encuentro, ni con los ministros, ni con el presidente. En cambio el presidente Petro se ha reunido con líderes importantes de la oposición y ha convocado a sus apuestas más importantes a reconocidos líderes, entre ellos, José Félix Lafaurie, que participa en la mesa de diálogos con el ELN.
Somos un gobierno de puertas abiertas, entendemos que el diálogo es necesario. Hay diálogos muy importantes con el expresidente Álvaro Uribe Vélez o con María Fernanda Cabal. Es decir, somos un gobierno que no le tiene miedo a dialogar con sectores opositores. Gobernamos para todas y todos, y por lo tanto ese diálogo es necesario.
¿Qué otros encuentros se vienen?, ¿habría otro encuentro con Uribe o con Cambio Radical?
La verdad no sé pero, si pudimos dialogar con el embajador de Israel, ¿dígame si no vamos a poder dialogar con otros? No le tenemos miedo al diálogo. La concertación es uno de los rasgos identitarios de nuestro proyecto político.
Tuvimos una reunión importantísima. El presidente se reunió con los empresarios Alejandro Santo Domingo, Carlos Julio Ardila y Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez. Se trata de las grandes familias empresariales y vamos a ver los frutos de esas reuniones muy pronto.
En las movilizaciones recientes hubo una propuesta que quedó sobre la mesa y debe ser analizada por todos los sectores políticos y sociales del país. Se habló de un acuerdo nacional y de tres ejes: la justicia agraria y la necesidad de que la reforma agraria sea fundamental; la educación, y finalmente la verdad.
A propósito de Medio Oriente, la semana pasada Petro se reunió con los embajadores de Palestina e Israel. Eso mandó un mensaje de tranquilidad. Pero hay quienes insisten que falta mayor vehemencia del presidente a la hora de condenar a Hamás, como bien incluso lo hizo el propio Pacto Histórico. ¿Por qué tanta ambigüedad del mandatario?
Hemos sido absolutamente contundentes. Que no se haya querido leer y comprender, entre líneas, exactamente cuál era la apuesta del Gobierno es otra cosa. Fui la primera en el Congreso y en mis redes en ser contundente. Por alertar al mundo frente a lo que podría pasar con Palestina no quiere decir que estuviésemos minimizando el hecho de que Hamás cometió un acto terrorista.
Ahora, es un crimen de guerra, un genocidio, lo que se está haciendo con el pueblo palestino, por fuera de cualquier marco y tratado internacional, inclusive desconociendo las mismas resoluciones de Naciones Unidas. No debemos asumir un bando: nuestro bando es la vida y la paz, sobre todo un país como el nuestro.
Por ello, la reunión con ambos embajadores es un mensaje muy potente, porque lo que hace Colombia es invitar al diálogo y la construcción de paz.
Es decir, para usted el presidente ha sido lo suficientemente vehemente…
El presidente ha sido muy malinterpretado en sus palabras. Hoy las cifras y lo que está sucediendo en Oriente Medio sencillamente nos da la razón. Si se suman los muertos de Israel y los de Palestina estamos ante una tragedia sin limites, pero la gran mayoría son palestinos. Más de 1.500 niños palestinos asesinados, sumado a imposiciones para salir. Es un ataque a la población civil de manera absolutamente indiscriminada. Asumir que todos los habitantes de Palestina son parte de Hamás, es como si yo dijera que todos los habitantes de cualquier territorio de nuestro país son terroristas o paramilitares, y no es así. En medio está la población civil y el deber de cualquier demócrata y humanista es defender y poner en el centro a la gente.
Todos deberíamos declarar al unísono el cese de hostilidades, que el pueblo palestino pueda permanecer en su territorio, que se cumplan las resoluciones de Naciones Unidas y que puedan convivir en paz dos pueblos: sin que Palestina tenga que ser una cárcel a cielo abierto y sin que Israel tenga que sufrir una violencia que no debería estar padeciendo.
Es que con lo que está sucediendo se fortalece la extrema derecha de Israel y se fortalece Hamás, y pierde la población de Israel y Palestina, que están en medio de un fuego cruzado. Son crímenes de guerra que la sociedad no puede justificar.
En materia electoral, usted que fue representante a la Cámara por Bogotá, ¿cómo ve el ambiente en la capital del país?, ¿qué tan fuerte ven a Carlos Fernando Galán?
Nos enfrentamos a un reto que no habíamos tenido que enfrentar: la segunda vuelta. Bogotá, que ha sido una ciudad libertaria, independiente y de pensamiento crítico, está hoy ante uno de los inmensos retos. Bogotá viene muy mal administrada. Hemos tenido dos gobiernos que han ido en detrimento de todo lo que se ha venido construyendo durante años, incluso desde la alcaldía de Antanas Mockus.
Los bogotanos y bogotanas merecen un alcalde que no vea a la ciudad como un trampolín político para la Presidencia, que centre sus acciones y objetivos en mejorar la calidad de vida de 10 millones de habitantes. Que realmente en el centro esté la gente.
Si analizamos las Manzanas del cuidado, que son una de las grandes apuestas de esta alcaldía, vemos que los feminicidios han aumentado casi en un 40 % y hay un incremento muy fuerte de acoso y abuso sexual contra las mujeres.
Si vemos las grandes apuestas de infraestructura de Peñalosa lo que vemos es una ciudad absolutamente colapsada en términos de movilidad y con una calidad del aire muy difícil. Estoy muy preocupada. Los asuntos centrales no son Galán, (Juan Daniel) Oviedo o Gustavo Bolívar. Es el modelo de ciudad lo que está en juego. El corredor verde por la Carrera Séptima, que muchos apoyan, será un caos absoluto. ¿Cuál es la ciudad que vamos a recibir? En términos patrimoniales cómo nos va a afectar un metro elevado, además de la percepción de seguridad.
¿Es partidaria de un metro subterráneo, aun cuando hay un sistema elevado en construcción?
Siempre fui partidaria. Tristemente esa opción fue desechada. Moverse en metro en Medellín es una maravilla, pero mire la playa. Bogotá necesita un metro, pero el mejor metro posible.
¿Así implique modificar el contrato?
Bogotá requiere un sistema integrado masivo de transporte, no un metro alimentador de Transmilenio y es lo que debemos evaluar. ¿Cuáles van a ser los impactos reales de la construcción del metro elevado? Estoy casada con el metro subterráneo desde el primer momento. Lástima que se hayan desestimado los estudios y que Enrique Peñalosa haya cometido el insulto a la ciudad de echar para atrás eso.
¿No habría mayores traumatismos al modificar un contrato con un consorcio chino y darle más largas a la entrega de la obra?
La responsabilidad fue de Peñalosa y modificar el contrato lo tendrá que definir el presidente. Recién acabó de visitar China. Falta también que la empresa entregue la valoración que fue solicitada y con la cual la misma alcaldesa Claudia López estuvo de acuerdo. Tendremos que ver qué pasa en ese capítulo.
¿Galán estaría en esa línea que usted critica?
Por supuesto, apoyó a Peñalosa.
En Medellín, ¿cómo ve el ambiente?, ¿qué tan fuerte ve al candidato Juan Carlos Upegui, que tiene el aval del Pacto?
Somos demócratas y profundamente respetuosos de la voluntad popular. Ese ha sido nuestro comportamiento político. Quiero pensar en Medellín y qué necesita. Hay un problema de hambre, de inversión social, de seguridad y de percepción. Si bien es cierto que los homicidios han disminuido, hay una percepción de inseguridad que se mantiene. Tenemos unos combos que siguen habitando en los barios, lomas y periferias, que miran la ciudad 24 horas, sin que a veces la ciudad mire hacia las laderas. Medellín tiene que mirar un poco más hacia las laderas si quiere seguir construyendo.
¿Cuál sería la mejor opción en la baraja paisa para atender esas dificultades?
Las encuestas son las encuestas, y en este momento señalan un ganador y por lo tanto el papel del Concejo va a ser fundamental.
La noto ciertamente resignada a que no será Upegui, insisto, el candidato del Pacto…
No estoy para nada resignada. Nunca nos hemos resignado. Lo que creemos es que los concejos cumplen un papel fundamental, como el Congreso. El Gobierno que tuvimos hace 4 años, de los peores que hayamos tenido, el papel del Legislativo fue fundamental. Permitió alzar una voz de protesta en momentos en los que esas voces de reclamo eran absolutamente necesarias.
Aquí va a suceder algo similar, independientemente de quién llegue a la Alcaldía de Medellín. Hay temas fundamentales y el control político será fundamental. Vine a la ciudad a lanzar mi libro, pero también estoy acompañando la candidatura al Concejo de AquiNoticias (José Luis Marín), muy conocido sobre todo en la juventud. Es una persona que lleva muchos años trabajando en los procesos sociales y conoce la ciudad.
¿Y Upegui también está en esa línea?
Vengo aquí a acompañar la candidatura de AquiNoticias y a impulsar la lista del Pacto. La reflexión que debe hacer la ciudadanía de Medellín es cómo no retroceder en el sentido de libertades y avances. Hay cosas muy concretas que me asustan de la llegada de Federico Gutiérrez: muchas de sus obras de infraestructura tuvieron que ser intervenidas después. En términos de seguridad no fue la alcaldía que más avanzó. Y como Gobierno tenemos una apuesta: la paz total. El Valle de Aburrá y Medellín son importantes, aquí se desarrollan diálogos trascendentales con estructuras armadas que operan acá.
Usted es negociadora de paz en la mesa con el ELN, ¿qué balance hace de la paz total? Hay quienes alertan que esa política tiene a las elecciones en jaque en materia de seguridad…
La paz es una construcción, no una imposición o un decreto. La paz se dialoga, se concierta y requiere sus tiempos. Conocemos como sociedad perfectamente el camino hacia la guerra y Antioquia conoce, como ningún otro territorio, las consecuencias y los dolores de la guerra.
No podemos hacer la paz con unos y la guerra con otros. Si queremos que la paz sea el destino de los colombianos tenemos que apostarle a un proceso de paz integral. No podemos construir paz reversible. El gran fracaso del Acuerdo de Paz con las Farc fue que la paz que se venía construyendo el expresidente Iván Duque la volvió irreversible. Él lo dijo: vamos a volver trizas la paz y lo cumplió.
¿Con el ELN cómo va el proceso?
Tenemos un proceso que tiene unos avances que nunca en la historia de los diálogos con el ELN habíamos conseguido. Estamos más cerca. Esta semana en Medellín hubo escenarios de diálogo y construcción con el ELN. También hay una mesa instalada con el Estado Mayor Central, así como de paz urbana y acercamientos con otras estructuras. Pero la gente quiere la inmediatez en la construcción de la paz.
Si queremos una paz sin retorno debe ser responsable. La paz requiere generosidad, grandeza y firmeza. No vamos a entregar una paz para que se fortalezcan las estructuras criminales. Eso requiere un proceso de paz suficientemente sólido para que no sea irreversible. No depende solo del Gobierno Nacional. Está la mano tendida. Vamos a ver cómo responden los actores armados.
El libro en su propia portada evoca nuevamente la figura de su padre. ¿Qué la inspiró a escribir?
Es el camino hacia mi nombre. No es solamente la búsqueda de construcción de memoria de mi padre como líder político, sino de mi padre como padre. Tengo una historia de más de 20 años, más de la mitad de mi vida, en la construcción de memoria: estudiar el conflicto y la historia contemporánea de nuestro país. Pero El camino hacia mi nombre es también la búsqueda de mi propia identidad, que recuperé a los 32 años. Ahí pude llamarme nuevamente María José Pizarro.
En este libro el lector encuentra no solo la forma en que puedo ver las luchas de mi padre, sino mis propias luchas y reivindicaciones por la dignidad y la memoria. También las luchas de las mujeres de mi familia por una mejor Colombia y la voz femenina, que ha sido mucha veces anulada. Tuve que vivir una infancia clandestina por la guerra.
¿Qué ha sido lo más difícil de ese trasegar?
Hay algo que siempre está presente y es la búsqueda por verdad y justicia. Llevamos tres décadas desde el asesinato de mi padre y no hemos alcanzado verdad ni justicia. El asesinato de mi padre no solo fue un crimen de lesa humanidad, fue un crimen contra la paz. Si él no hubiese sido asesinado tal vez hubiésemos podido alcanzar una paz muchísimos años antes. La paz es posible. No heredé el odio, sino la paz. Para construir confianza tenemos que reconocernos y entender cuáles han sido los dolores del otro, ese es el camino hacia la reconciliación.
¿Qué anécdota nos pueda anticipar que esté en las páginas del libro?
Viajé 4 años con mi perrita por Sudamérica, con Libertad. En ese camino quedé embarazada. Viajé porque quise, porque Colombia me dolía. Quienes lean el libro van a encontrar el recorrido de María José. Hubo exilios, retornos. Es una mirada distinta sobre nuestra historia y el país. Es un recorrido íntimo.