Bogotá,02 de noviembre del 2023.- En la búsqueda del más alto rendimiento deportivo, la alimentación desempeña un papel de vital importancia. La combinación de un estilo de vida activo y una rutina de ejercicios, respaldados por una dieta equilibrada, además es indispensable para mantener un buen estado de salud.
Al respecto, Claudia Misle, líder técnico de Smart Fit, comentó: “La alimentación es la energía esencial para el desempeño en el ejercicio, y su impacto se refleja significativamente en los resultados. La comida es el combustible que impulsa el cuerpo durante la actividad física. Por eso, tener una alimentación de calidad no debe subestimarse cuando se buscan resultados deportivos sobresalientes.“
En este sentido, Claudia Misle comparte cuatro consejos esenciales para alcanzar el máximo rendimiento durante el ejercicio:
Comidas para antes de entrenar: para aquellos que eligen la mañana como el momento ideal para ejercitarse, es recomendable consumir alimentos al menos una hora antes del ejercicio, mejorando así el rendimiento y la capacidad de prolongar la intensidad del entrenamiento. Se aconseja alimentarse con una opción ligera, proteína u otra bebida deportiva enfocada en ofrecer un impulso extra de energía.
Luego de entrenamientos: para fomentar la recuperación muscular luego del ejercicio, se recomienda comer un alimento con proteínas luego de dos horas después de la actividad física. Algunas opciones ideales son: yogurt, batidos de frutas, pavo junto a pan integral, entre otros.
Control de las porciones: se deben evitar los extremos en cuanto a la cantidad de alimento ingerido antes del entrenamiento. Las recomendaciones generales indican consumir comidas abundantes al menos 3 o 4 horas previas al ejercicio, o bien optar por comidas más ligeras o snacks en el período de 1 a 3 horas previo. Un exceso de alimentos puede traducirse en una sensación de pesadez, mientras que la insuficiencia de energía puede mermar el rendimiento físico.
Hidratación: se sugiere beber aproximadamente 2 a 3 tazas de agua en las 2 o 3 horas previas al entrenamiento y 1/2 a 1 taza de agua cada 15 a 20 minutos durante el entrenamiento, adaptando las cantidades según el tamaño del individuo y las condiciones climáticas. Esto evitará la deshidratación durante el ejercicio.